La fuerza popular
Este artículo, en realidad, lo estoy escribiendo el sábado 23 de septiembre. Estaba consultando la información en la computadora cuando empezó a sonar la alarma sísmica, me levanté a despertar a mi hijo y a tomar llaves y bajar lo más rápido posible los cuatro pisos cargando la andadera, cada grada se me hacía interminable y el tiempo me parecía cada vez más justo. Al salir, mi hijo, estaba en la calle esperándome con la preocupación en el rostro, sin zapatos y temblando por el frío, de inmediato recibía la llamada de mi esposa que desde Oaxaca preguntaba cómo estábamos y sabía que ellas estaban bien.