Entre pragmáticos te veas

desde el crisol

En nuestro país, los escándalos de corrupción son el pan nuestro de cada día; recientemente hemos presenciado las crisis más importantes en cuanto a opinión pública se refiere y todas ellas, vinculadas al presidente de la República, su gabinete y grupos constructores beneficiados desde hace una década aproximadamente, desde que el grupo Atlacomulco tuvo a un joven gobernador que después se convirtió en presidente.



Pareciera que presidente y PRI son cosas completamente distintas –al menos eso reflejan los 250 diputados federales que en coalición tiene la bancada tricolor con el Partido Verde Ecologista en la 63 legislatura- Todos vaticinábamos que el PRI tendría una cantidad inferior de legisladores dado que el punto más álgido de desgaste a la investidura presidencial se vivió en el periodo electoral. Sin embargo, el presidente y el PRI son lo mismo, y todo se resume lamentablemente al pragmatismo con el que operan.

Lo anterior se afirma con los siguientes ejemplos:
 
Mientras el PRI y PVEM salen “ilesos” del proceso electoral al no poder acreditarles violaciones al marco jurídico electoral, pese a su conducta al borde de la ilegalidad  refleja que aún existen fallas que la próxima legislatura federal tendrá que subsanar para que no existan más “piojos” que se ponen la verde.
 
En Los Pinos hay un sentimiento de “tranquilidad” pues la Secretaría de la Función Pública los deja “ilesos” y lo anterior, es para reflexionar, dado que salen sin responsabilidades jurídicas, culpa de nuestra pobre legislación en materia de responsabilidad de los servidores públicos que tenemos como país; al no existir los supuestos suficientes para determinar conductas antijurídicas, la trinidad compuesta por HIGA, el Presidente y el Gabinete salen sin “raspones”.
 
Los ejemplos anteriores muestran que PRI y Gobierno es lo mismo, puesto que, como “coyotes” jurídicamente hablando, buscan cualquier falla en el sistema legal para competir de manera ventajosa frente a sus adversarios.
 
Después del éxito legal, político y hasta económico del PRI y del gobierno hay algo que no se puede omitir: el malestar social, pero no solo basta con exteriorizarlo en redes sociales o en reuniones con amigos, faltan mayores compromisos de dos agentes:
 
Los partidos de oposición deben fortalecerse y brindarle mejores plataformas al electorado.
 
Los ciudadanos deben de manifestar su sentir en las elecciones solo 47 por ciento de la población empadronada en el INE salió a votar el domingo 7 de junio,  y de ese porcentaje hay que restarle a quienes lo hicieron pero anularon 4 por ciento. Es decir que el PRI y su mayoría fueron electos con apenas el 20 por ciento aproximadamente de la población en edad de votar.
 
Si salimos a votar todos, podemos mandar al PRI y a su pragmatismo de regreso a Atlacomulco.

Diputado Local del PAN en la ALDF
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