Políticas para pobres

SINGLADURA

Más que el talante populista que se le atribuye velada o abiertamente a Andrés Manuel  López Obrador,  también señalado de mesiánico y testarudo, entre otras “cualidades” que significarían un “peligro para México”,  es mucho peor su filosofía y praxis para la  perpetuación de la pobreza con base en políticas públicas expresas, aún en boga en la capital del país.


Aludo al periodo  cuando López Obrador encabezó el  gobierno del Partido de la Revolución Democrática (PRD) –su ex partido-   en la ciudad de México. Se acentuó entonces un proceso  enmascarador de la pobreza englobado en el slogan “primero los pobres”.
Con base en este estribillo, que entraña por supuesto un recurso político,  López Obrador  alentó la tarea de  crear escuelas para los pobres, lo mismo que tiendas,  casas, transporte, hospitales, vales  y en fin, una larga lista de bienes y servicios siempre para los pobres.
Además se crearon o alentaron redes de comercio para los pobres, entre ellos muchos negocios de ambulantaje, franelerismo , pedigüeños, malabaristas y artistas callejeros que pululan aún hoy en la ciudad de México con la venia y aún sin ella del gobierno capitalino, que constituyen auténticas mafias. Si no lo cree, pruebe usted por ejemplo a pararse en un crucero, a apropiarse de una calle como cuidador de vehículos o aún a vender baratijas en un vagón del metro o comerciar en alguno de los cientos de tianguis urbanos sin la aprobación y permiso  del “líder” o “lideresa”.
Pregunte usted al lustrador de calzado o bolero que se le ocurra si no tiene “un líder” y si no paga por un pedacito en Reforma o Insurgentes, o en cualquier otra esquina. Cualquier actividad comercial o productiva –por así decirlo- en esta ciudad, las calles incluidas como un botín mafioso, está controlada y opera a partir de una dirección vertical, monolítica y antidemocrática. En todas esas actividades se juega dinero.
Los famosos “entres”, también populares en las filas panistas aunque en ámbitos más selectos,  se han convertido en el mecanismo que aceita la maquinaria urbana impulsada si bien no exclusivamente por el partido que dos veces  lanzó a López Obrador a la presidencia del país.
La máxima “´primero los pobres”, tan aparentemente sensible, sensata y aún conveniente socialmente, acentuó  la pobreza entre los pobres, que siguen confinados a un reducto social mínimo.
La ciudad de México y el país entero deberían al menos reflexionar en las propuestas de  políticos, incluido López Obrador, que bajo el señuelo de atender la pobreza, en realidad la perpetúan. No planteo, ni remotamente, que los pobres no deban ser atendidos en forma especial y aún privilegiada. Es un deber humano, ético y social, pero además una necesidad clave para hacer viable a cualquier país, más al nuestro que al menos por ahora no lo es.
Pero antes que bienes y servicios para los pobres, alentemos y exijamos que éstos sean de alta calidad, la mejor posible para verdaderos ciudadanos, ansiosos de grandes hospitales, mejores escuelas, casas dignas, comercios decentes, actividades muy bien remuneradas. Sólo así se romperá el ciclo de la pobreza y se construirán ciudadanos exigentes y no mendigos o limosneros de los políticos. Fin
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.