Nos estamos saqueando

Existen muchas formas en las que los grupos sociales se pueden manifestar, desde las vías

 pacíficas hasta las agresivas. Pero una manifestación, movimiento o protesta que termina en agresión, se desvirtúa en todos los sentidos. Lo mismo aplica para aquellos actos que terminan por saquear comercios, marcas, tiendas y hasta ideas; ya sea que el pretexto sea el Covid o la lamentable muerte de una persona de color en Minneapolis.

Como sea y bajo cualquier óptica lo que termina en un saqueo es una afrenta, una desviación del propósito original. Eso es lo que estamos viendo en esta pandemia, estamos presenciando saqueadores de todos tipos, algunos más visibles que otros.

El fenómeno actual y sus epifenómenos (dirían los filósofos) nos develan a una sociedad actual, sobrepoblada, sobreinformada y sobreconcentrada; nos quita el velo para apreciar con mayor claridad las diferencias nacionales y locales, en medio de un caos social, político, informativo, de políticas públicas y hasta de gobernabilidad.

Estamos siendo saqueados y lo estamos permitiendo; saqueados por personajes sin escrúpulos, no solo de tiendas, sino saqueadores de ideas, de nuestras instituciones, nuestra democracia, de la información, del debate, de las decisiones, de la política, del comercio, del oportunismo, del espíritu y hasta del pensamiento crítico. Sí, también nos estamos saqueando.

Nos están saqueando los personajes públicos que se están convirtiendo en artistas montados en la tragedia, subiéndose a la tarima de la desgracia a lucir sus actuaciones a costa del dolor del otro.

Pero también nos saqueamos porque la mayoría parecemos inertes ante lo que ocurre, justificando que todo se debe a los mensajes contradictorios que nos mandan, pero sin iniciativa, indiferentes al dolor de los demás; “hoy solo hubo 300 muertos más”, diría de manera fría una vecina.

Esto pasa en un país donde la muerte se cuenta por cientos, donde ha sido tan cotidiana, y en la que llevamos años saqueándonos, ajenos al otro, al dolor que lamentamos con discursos de preocupación por las mañanas y fiestas por las noches, reuniones en secreto para comentar que estamos en guerra contra “algo”, pero saqueando nuestro propio luto con prácticas diferentes a nuestras ideas.

Nos estamos saqueando. Que no nos de vergüenza llamar a las cosas por su nombre.

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Escrito por: Eduardo López Farías
Twitter: Twitter @efarias06

Eduardo López Farías es economista, maestro y doctor en Administración Pública, ha realizado dos estudios postdoctorales en España y actualmente se encuentra realizando un tercer postdoctorado.