El sonido como actor estelar del filme Sound of metal  

De las seis nominaciones a los premios Óscar 2021 que recientemente recibió el filme Sound of metal (Estados Unidos, 2020), la crítica especializada y el público que previamente tuvo la oportunidad de ver esta ópera prima del director canadiense Darius Marder, coincidían en señalar que el de “Mejor

Sonido” era el más seguro de obtener. Y efectivamente así fue.

Los méritos artísticos y técnicos del trabajo acústico desarrollado en Sound of metal fueron reconocidos en la ceremonia de los premios Óscar 2021, donde Mikkel E. G. Nielsen ganó la estatuilla de Mejor Edición; y los mexicanos Phillip Bladh; Nicolas Becker; Jaime Baksht y Michelle Couttolenc, así como la venezolana Carolina Santana, la de Mejor Sonido.

La amplia coincidencia entre los diversos públicos y jurados que han elogiado este filme de Marder parece tener fundamento en el hecho de que aborda una temática poco común en el medio cinematográfico, el de la discapacidad auditiva personificada en un joven músico rockero y, además, lo hace desde una doble perspectiva: la de la calidad humana y la del talento artístico. Esta combinación de factores se adereza con las destacadas actuaciones de Riz Ahmed, en el papel protagónico de Ruben, y de Paul Raci, actor de reparto en el papel de Joe, el director de una granja de sordomudos.

La ópera prima de Darius Marder, y del equipo de profesionistas que logró conjuntar para la realización de Sound of metal, también tiene la virtud de ser una parte sustantiva de la historia, pues desde las primeras escenas el sonido mismo se hace presente como si fuera un actor de primerísimo nivel. Este protagonismo del elemento sonoro se mantiene presente a lo largo de la historia y hasta el final de la misma, de tal forma que la atmósfera acústica lograda mantiene al público en una permanente tensión emocional.

La variedad acústica del filme de Marder va de los fuertes sonidos de una batería en un concierto de rock, al de una licuadora, al de los cláxones de autos en la ciudad, la música de discos de jazz, un ladrido de perro, el viento que sopla, los trinos de los pájaros en el campo, las voces de gente que conversa y que canta, el bullicio de niños jugando, los pasos que suben escalones, las llaves que abren una puerta, los grillos de la noche, el tamborileo de una dedos sobre el metal, y así, la multiplicidad de sonidos y efectos ambientales que conforman las diversas atmósferas anímicas de este filme tan original en su tratamiento narrativo.

Queremos insistir en lo relevante del diseño sonoro realizado por el equipo de profesionistas latinoamericanos ya señalados, quienes realizaron la mezcla final del sonido y la posproducción de Sound of metal en dos estudios de México, uno de ellos, por cierto, del reconocido director mexicano Carlos Reygadas.

La historia de Sound of metal se centra en Ruben, un joven baterista rockero, pobre y en proceso de rehabilitación, que de un momento a otro se da cuenta que está perdiendo su capacidad auditiva de manera acelerada, y en la forma en que enfrenta este conflicto afín de mantener su proyecto de vida al lado de Lou, su novia y vocalista de la banda. Los avatares por los que pasa Ruben en su objetivo de recuperar su sentido auditivo dan lugar a una serie de reflexiones sobre el sentido de la vida y de la capacidad humana para luchar por nuestros ideales.

Si Ruben logra o no sus metas es algo que no es fundamental para esta historia, de ahí el final abierto de Sound of metal, que desde mi punto de vista puede interpretarse de maneras diversas y hasta contradictorias. Los invito, público lector, a ver este filme y que elaboren sus propias reflexiones al respecto. Me parece que en cualquiera de los casos tendrán una experiencia reconfortante.