Dra. Irma Eréndira Sandoval,
Ex Secretaria de la Funsión Pública:
"Todas las simulaciones caen como flores marchitas"
Cicerón
Analistas y colegas columnistas atribuyen su salida de la Secretaría de la Función Pública (SFP) a que usted y su grupo político habrían promovido una campaña negra contra Félix Salgado Macedonio para colocar en la candidatura al gobierno de Guerrero a su hermano, Amílcar Sandoval .
No sé, ni me interesa, si ésta fue la razón. Yo, como ciudadano, tengo otros agravios con usted.
Según el programa de trabajo cuando usted estaba a cargo, la responsabilidad de la SFP era “organizar y coordinar el sistema de control interno y la evaluación de la gestión gubernamental, así como fiscalizar el ejercicio del gasto público federal y las contrataciones públicas”. ¡Entonces explíqueme por qué en el ejercicio presupuestal de 2019, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró anomalías por 25 mil millones de pesos!
No digo que los funcionarios de las distintas dependencias se hayan robado todos estos millones; sólo apunto que 55 por ciento de esos dineros no tenían comprobación.
Le pregunto, doña Irma , ¿para qué sirvieron las 300 y pico sesiones que la SFP tuvo los órganos de control de 157 instituciones —según dice su informe anual— si no previnieron tales fallas y eventuales desvíos? Tal vez, entonces, las reuniones sólo fueron para tirar el choro mareador sobre la Nueva Ética de la 4T …
Lo mismo podría decir de estrategia prioritaria establecida por la SFP para "fiscalizar el desempeño de los programas de gobierno, a fin de verificar la eficacia, eficiencia y economía en el cumplimiento de sus objetivos y metas". Ahora sabemos que Jóvenes construyendo el futuro y Sembrando Vida , esos barriles sin fondo, carecen de indicadores para medir sus logros.
Mi mayor agravio con usted, doña Irma, es el desprecio que mostró por el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Sé que lo creado por administraciones pasadas saca ronchas a la 4T, pero el diseño era muy bueno, justamente porque la administración peñista quería lavarse la cara.
El SNA cuenta con un andamiaje legal muy armonizado que involucra a la Fiscalía Anticorrupción, el Consejo de la Judicatura, la ASF, el INAI, los estados y un Comité de Participación Ciudadana.
Esa es la gracia de un sistema para que funcione como relojito y no a discreción de los titulares; que atraviese las jerarquías horizontalmente y también lo haga en cada dependencia en sentido vertical.
El SNA tiene varios diques para contener la corrupción. Por ejemplo, la presentación de la Declaración 3 de 3, obligatoria para todo funcionario: es decir, las declaraciones patrimonial, de intereses y el comprobante de pago de impuestos. Es información básica para saber quién anda cojeando y de qué pie. So pretexto de la pandemia, la presentación se postergó de mayo a septiembre. Peor aún, 10 estados no dispusieron de la plataforma para que los candidatos de las recientes elecciones presentaran su 3 de 3.
Lo más importante del SNA, en mi opinión, es que cuenta (¿o contaba?) con un Comité de Participación Ciudadana; ¡gente de primera! Su propósito es “fungir como enlace con las organizaciones sociales y académicas que tengan interés en participar (en) una red de conocimiento sobre la política nacional anticorrupción”.
Cuando hubo de renovarse la membresía del Comité, los legisladores, la SFP y las otras dependencias del Comité Coordinador se hicieron patos. Después de varios meses, los nuevos miembros no han rendido protesta. Total, que el Consejo sólo-tiene-un-miembro…
Al hablar sobre pasadas administraciones y la corrupción, el presidente afirma categórico: no somos iguales.
Usted era pieza clave para demostrar las diferencias.
Yo no veo ninguna…
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