El conato de “cruzada” y el cinismo de la iglesia católica.

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Las posturas empiezan a polarizarse. La lucha por el matrimonio igualitario ha despertado al monstruo conservador y reaccionario de la sociedad mexicana: la Iglesia Católica. El pasado sábado 24 de septiembre, miles de personas marcharon, no a favor de una iniciativa libertaria en el que se reconociera el derecho de las personas a formar

familias de la forma que estimen más pertinente, sino a favor de proscribir que esto pueda llevarse a cabo. Estas personas –en su mayoría azuzadas desde los púlpitos– asistieron a una manifestación de rechazo hacia una reforma legal que deja de proscribir la potestad, individual y personal, de contraer matrimonio con quien mejor les plazca.

Hoy por hoy, muchas asociaciones religiosas –principalmente la católica– ha emprendido una “cruzada” en contra de instituir el derecho de reconocer que cualquier persona se puede casar con quien le dé la gana. Insisto: una modificación legal que privilegia la libertad sobre los estereotipos impuestos, de forma arbitraria y arcaica, que discriminan y segregan a varios sectores de la sociedad. Azuzan a los sectores más conservadores de la sociedad a oponerse al ejercicio, libre, de un derecho; a una situación que –de siempre– ha existido y que, pese a su recalcitrante oposición, seguirá existiendo en la realidad, aunque las leyes lo proscriban.

En esta absurda guerra de fuerzas, la iglesia católica, a través de su medio de difusión llamado “Desde la Fe” publicó algo que es –por decir lo menos– cuestionable: “Un niño tiene más posibilidades de sufrir abusos sexuales de un padre homosexual”. Esta visión sectaria, discriminante y retrógrada indudablemente genera odio y miedo; pero, además, es patética y grotescamente cínica, pues la iglesia católica –en especial el Arzobispado de México– está en deuda con millones de niños que han sido abusados por sus curas. En especial este individuo, Norberto Rivera Carrera, con el "cargo" de Arzobispo, hipócrita e insensible, que ha sido un notable y conocido encubridor de curas pederastas y abusivos. ¿Cuándo será el día en que, verdaderamente, cardenales, obispos y curas predicarán con el ejemplo y entregarán a la justicia del "César" a esa horda de depredadores con sotana, en vez de protegerlos y encubrirlos? Me temo que nunca será así.

Pareciera que sólo sirven para sujetarse a dogmas e instituciones monolíticas e incompatibles con la realidad, pues prefieren la clandestinidad y la opacidad que brindan las catacumbas de los templos, para exonerar –por el poder de la divinidad– a criminales que flagrantemente atentan en contra de niños indefensos que, en busca de guía espiritual, encuentran la bestialidad de abusadores encubiertos por el poder de una iglesia que, históricamente, ha sido harto poderosa en “Los Reinos de la Tierra”.

@AndresAguileraM