Alianzas pragmáticas PRD - PAN

loblanco

“El Partido de la Revolución Democrática, es una organización de izquierda, democrática y progresista, que lucha contra el neoliberalismo, que desarrolla una crítica al capitalismo que es un sistema de explotación, dominación y opresión, en la perspectiva de lograr una nueva sociedad igualitaria, libertaria e incluyente…”. (Declaración de Principios del PRD)

“El Partido Acción Nacional centra su pensamiento y acción en la primicia de la persona humana, protagonista principal y destinatario definitivo de la acción política… En cumplimiento a esta misión, Acción Nacional renueva y reitera su compromiso con la estricta observancia de la Constitución y sus leyes, sin aceptar pactos o acuerdos que lo subordinen a alguna organización del exterior…” (Proyección de Principios de Doctrina del Partido Acción Nacional)

Estas dos citas, muestran la esencia y/o las bases de la fundación de dos de los principales Partidos Políticos de México, PRD y PAN, uno de Izquierda y otro de Derecha, uno radical y el otro conservador, uno que es agua y otro que asemeja al aceite; en resumen, dos institutos políticos que debido a su génesis harían imposible algún tipo de unificación, pues sus cuerpos doctrinarios los conducen si bien a la representación popular, en definitiva a través de vertientes completamente diferentes, pero que hoy, nuevamente se vuelven a unir, dejando atrás esas frases que a decir de ellos les otorgan identidad y lo hacen en un pragmatismo dudoso, que conforme se sigue conformando deja a su paso una estela dudosa que refiere únicamente a una frase: El poder por el poder.      

En ese tenor, estando en vísperas del inicio del proceso electoral del 2016 donde se renovaran mil seiscientos treinta y cinco cargos públicos, y entre ellos 12 Gubernaturas, han comenzado a surgir ya los investidos con esta última distinción, algunos provenientes de la renovación de la alianza suscrita entre PRD y PAN (Recordemos que este pacto se puso en práctica en 2010) y que al día de hoy ya presenta sus candidatos para las gubernaturas de Durango, Oaxaca, Veracruz y Zacatecas, con posibilidades de ampliarse a Quintana Roo y Sinaloa. La justificación es cierta, la unión hace la fuerza, y tomando que cuenta que ambos partidos (principalmente el PRD) se encuentran desdibujados en el actual ámbito político, el unirse frente a un enemigo en común, me refiero al Partido Revolucionario Institucional, justifica su alianza y les augura mayores posibilidades de triunfo.

Sin embargo, así es como lo perciben las cúpulas de esos partidos, para el grueso de la población cada vez resulta más desacreditado este tipo de convenios, máxime si se ve por ejemplo el caso de Oaxaca con su Gobernador saliente Gabino Cué y todos las cuestiones que deja pendientes en su Estado, comenzando por la falla en la implantación de la reforma educativa, o más aún, con la Diputada Local Panista por Sinaloa Lucero Sánchez López, investigada ya por la PGR por sus comprobados nexos con el Chapo Guzmán e impulsada a través de este tipo de alianzas.

En resumen, nos encontramos ante un ejercicio que hace de la democracia no un fin sino un instrumento, que transforma las contiendas a una repartición de puestos y que deja muy poco espacio para que el electorado objetivo vea con congruencia estas situaciones. El resultado a mediano plazo es sin duda la desacreditación de estos ya desgastados Partidos Políticos Mexicanos.