Cristina Pacheco: el arte de visibilizar al México oculto

El pasado 21 de diciembre de este año la sociedad mexicana y el mundo de la cultura en general perdió a una de

sus figuras públicas con más trayectoria en la televisión cultural nacional: Cristina Pacheco (1941-2023), conductora del emblemático programa de entrevistas Aquí nos tocó vivir, que por 45 años se transmitió semana a semana, de manera ininterrumpida, por el Canal Once del Sistema Público de Radiodifusión Mexicano. La relevancia de esta serie se hizo patente en 2011 cuando se convirtió en el primer programa de televisión, a nivel internacional, en ser reconocido por la UNESCO como parte de la Memoria del Mundo.

Cristina Romo Hernández, más conocida como Cristina Pacheco —apellido que toma de su esposo, el escritor y destacado poeta mexicano también ya fallecido José Emilio Pacheco— tuvo una intensa y diversa actividad profesional en el campo de las letras y de los medios de comunicación colectivos. Egresada de la carrera de Letras hispánicas de la UNAM, en 1959 realizó sus primeras colaboraciones en los diarios El Popular y Novedades, para al poco tiempo incursionar en el área del periodismo cultural, lo que sería su fuente de inspiración literaria y de vida profesional tanto en los medios impresos como en los audiovisuales.

Cristina Pacheco fue jefa de redacción de publicaciones tan prestigiadas como la Revista de la Universidad de México y del suplemento Sábado del periódico Unomásuno. También colaboró en los diarios El Popular, Novedades y La Jornada. En este último, durante 37 años, publicó pequeñas historias en la sección de contraportada titulada Mar de Historias. Además incursionó en el periodismo radiofónico con Paco Huerta y su programa Voz pública; luego colaboró en la XEW con su propio programa Aquí y ahora y en la XEQ con Dueños de la noche, entre otras experiencias radiofónicas. 

Autora de una veintena de textos de narrativa, entre ellos Para vivir aquí (1983) y Sopita de fideo (1984), este último con más de 19 reimpresiones; títulos de investigación periodística cultural como Orozco, iconografía personal (1983); Oficios de México (1993) y Al pie de la letra. Entrevistas con escritores (2001); e incluso libros infantiles, por ejemplo: La chistera maravillosa (2000); Dos pequeños amigos (2008); y El sueño de las hormigas (2013), Cristina Pacheco se distinguió por su intensa actividad como escritora y periodista, actividades que desarrolló a la par y a un ritmo por demás intenso hasta pocos días antes de su deceso.

En los más de 60 años de labor profesional, Cristina Pacheco fue reconocida con galardones tan importantes como el Premio Nacional de Periodismo 1985 en la categoría de Entrevista; en 1986, en la categoría de Mejor Programa al Servicio de la Comunidad; y en 1987 en la categoría de Crónica. También obtuvo el Premio literario Rosario Castellanos en 1996; y el premio Bellas Artes de Literatura Inés Arredondo, en 2022.

Sin embargo, la escritora y reportera, oriunda de San Felipe Torres Mochas, Guanajuato, alcanzó su mayor proyección pública gracias a dos programas de televisión, ambos transmitidos por Canal Once, el ya mencionado Aquí nos tocó vivir —surgido en 1980 con la idea de difundir los diversos oficios que desempeñaban los mexicanos de a pie— y Conversando con Cristina Pacheco, creado en 1997 como un espacio en el que entrevistaba a los creadores del arte y la cultura nacional.

Después de analizar el trabajo periodístico de Cristina Pacheco, me gustaría destacar como uno de sus logros más significativos el de haber visibilizado en la esfera pública a ese grupo social de hombres y mujeres del pueblo que con sus oficios dieron vida y color al México contemporáneo. Sus crónicas y entrevistas a merolicos, zapateros remendones, organilleros, plomeros, panaderos, cocineros, locatarios de mercados, carpinteros, globeros, payasos de parques, líderes de barrio, barrenderos y, en fin, vendedores ambulantes y personas que se ganan la vida realizando las más diversas actividades informales o formales de la vida cotidiana. 

Otro aspecto que considero sobresaliente del estilo periodístico de Cristina Pacheco es de la empatía y el respeto con el que siempre se acercó a sus entrevistados, el interés auténtico que demostró por conocer a las personas y el contexto social en que les “tocó vivir”, y al que por décadas acudió a su encuentro con las cámaras de televisión del Canal Once. Como dice Fernando García Ramírez en un texto escrito a propósito del fallecimiento de Cristina: “la empatía existe, yo la he visto encarnada en Cristina Pacheco. He visto cómo entrevista a la gente. Cómo la gente se abre con ella y habla. Habla como quizá no había hablado antes. Hablan con libertad porque sienten que Cristina los está realmente escuchando, que los entiende, que los comprende, que se pone en su lugar”. 

Una vertiente actual de la investigación social refiere precisamente la necesidad de ser empáticos con el Otro, con el sujeto de nuestra investigación a fin de acceder al conocimiento científico de la realidad social. Para ello, los investigadores sociales del mundo académico recurren a la entrevista y al relato como herramientas útiles para comprender las sociedades y formaciones históricas del aquí y del hoy. Desde la década de los noventa del siglo XX, una parte considerable de la investigación cualitativa recurre a las entrevistas y, en particular, a las historias de vida, como una estrategia metodológica pertinente para comprender la realidad social y las problemáticas que ésta presenta según la perspectiva de los estudiosos profesionales.

Como alguna vez dijo Cristina Pacheco: “en las palabras está la vida. Somos hijos de las palabras, no hay nada más poderoso que ellas”. Efectivamente, el lenguaje que tiene sentido “habla” siempre a otro y espera su respuesta. Y en este sentido, también cabe citar al teórico ruso Bajtín, para quien el lenguaje existe sólo en acción (frente a otro) y, por lo tanto, siempre es dialógico… Ambas voces (el que habla y el que escucha) se exponen en un contexto discursivo equitativo… Sólo en esa confrontación se alcanza una empatía que deriva del diálogo y produce conocimiento mutuo. Por ello la subjetividad del entrevistado aflora con sus opiniones, valoraciones y puntos de vista en torno a cómo ve y se ve en el mundo. 

Los testimonios, crónicas y programas culturales generados por Cristina Pacheco en su fecundo quehacer periodístico son un material valioso tanto para los investigadores interesados en indagar sobre el México actual como para la audiencia que solo opte por disfrutar de un ameno programa de televisión. Al respecto, el canal Once anunció que durante todo el año 2024 difundirá semanalmente una selección del repertorio de la serie Aquí nos tocó vivir, que considero será otra oportunidad de recreación y, a la vez, de acercamiento a un grupo social de la CDMX que forma parte de nuestra identidad cultural.

Nohemy García Duarte

@NohemyGarcaDual