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Existe una realidad y es que la gran mayoría de los opinadores no militamos en los partidos políticos. Y bien a bien, no sabemos cuáles son las estrategias que están aplicando para ganar, mantener o perder elecciones.
Yo no lo sé. Puedo opinar y puedo revisar los presuntos hechos como que Enrique Peña hizo un pacto con López para eliminar al PAN y permitir que Morena asumiera el poder.
También, que muchos de los llamados priístas de hueso colorado, migraron extensivamente al partido Morena, asumiendo que esta situación les calificaría como traidores al partido.
También el PAN tuvo lo suyo. Varios que se reconocían desde siempre como Panistas, abandonaron el partido y asumieron diversos cargos.
Algunos de ellos, indicando haberse decepcionado, o por estrategia inicial, regresaron ya a la militancia original. Otros, que supongo con más estómago, permanecen dentro de Morena.
Lo que sucedió en las elecciones del pasado domingo, es de llamar la atención. Me enfocaré al PRI.
La gran mayoría de exmilitantes del PRI son los que ganaron ahora como Morena, ya sea alcaldías, gubernaturas, diputaciones locales y federales. Los gobiernos panistas mantienen las gubernaturas, en las famosas alianzas.
Si hiciera un recuento, sin afán de defender o atacar al partido, lo que observo es que el PRI no ha caído. Más bien, con otra marca, ha recuperado su posicionamiento, pues siguen operando de la misma manera como lo hacían con anterioridad
La pregunta es para quién, ¿para el PRI o para Morena? Siendo Morena un movimiento que sin López Obrador no es nada, la conclusión lógica es que lo están haciendo para beneficiar al PRI en un futuro próximo.
No en balde, gobernaron durante 70 años y hasta López Obrador mismo militó y escribió el himno de dicho partido.
Si armara una estrategia partidista, sería muy importante conocer, desde las entrañas del partido opositor, lo que este llamado movimiento piensa y planea. Y sí, en este caso, infiltraría un grupo tan amplio como fuera posible, para penetrar en todas sus áreas. Así, conocería y tomaría las decisiones necesarias de cómo y cuándo funcionar y en qué situaciones atacar. En una palabra, operaría para recuperar mi posicionamiento.
Por otro lado, dado que López Obrador se había convertido en una piedra en el zapato para todos, a costo y conciencia plena de conocer el padecimiento y deterioro de la economía y de las instituciones y la pérdida del poco o mucho bienestar que los mexicanos tenían, expondría al país a seis años para eliminar a un enemigo molesto pero fuerte y crear otra nueva realidad al término del sexenio.
Estoy casi segura de que, en el arte de la guerra partidista, esta lectura de sistema puede ser posible. Y también que las corcholatas sucesoras del poder son solo eso, corcholatas que se destapan, se tiran al suelo, se patean y también pisan para distraer la atención de la grave problemática que actualmente vive el país y de las manipulaciones de los partidos.
De estar en lo correcto, lo viviremos en el 2024. Y si algo se interpusiera, el partido sabe perfectamente cómo eliminar, controlar o nulificar los daños ante cualquier cosa o persona que pudiera impedir la recuperación del poder.
Como indica Sun Tzu en el Arte de la Guerra: “El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar”. Y sin luchar mucho y con algunas bajas, el PRI, podría estarse recuperado.
Entre la guerra y en el amor, los llamados partidos de oposición.
#YaBasta
LINDA L. ESPONDA
Traductor perito. Miembro de la SOGEM. Ha participado en diversos recitales y encuentros poéticos y literarios entre los que se encuentran, “Las Mujeres Hablan”, “Eje Central Esq. Con Independencia”, “Encuentro con Poetas Chilenos”. Ha publicado sobre diversos temas tanto financieros como políticos en el diario “El Mexicano” en Baja California. Participando en programas tal como Disyuntiva TV proporcionando cápsulas relacionadas con el sector financiero o del 8 de marzo, día de la Mujer. Impartiendo diversos talleres literarios como, Curso-Taller de Creación Poética, El Fondo de la Forma, Análisis Literario desde el siglo XIX al siglo XXI. Autora del libro Rojo Caín (inédito) (Prólogo por Don Carlos Monsiváis), Cicatriz de Luna (entre otros). En la actualidad imparte cursos y talleres tanto poéticos como de narrativa, como de Ensayo.