Opinión

Vaya con el estercolero que está construyendo el Presidente de la Republica Andrés Manuel López Obrador, quien sigue manteniendo en la parte central de su discurso el combate contra de la corrupción.

Prolijo en calificativos, descalificaciones, categorizaciones inútiles, alusiones clasistas o arcaicas referencias a las viejas corrientes ideológicas que otrora protagonizaron las grandes confrontaciones de la historia de México, el discurso de López Obrador nos inserta siempre, de manera directa o soterrada, en una trama de confrontación y polarización,

Como una “declaración de hostilidad del gobierno” califica Héctor Aguilar Camín la sanción impuesta por la Secretaria de la Función Pública a la revista Nexos. Vamos le aplicó una inhabilitación por dos años ordenando a dependencias y entidades federales “abstenerse de aceptar propuestas o celebrar contratos con la empresa Nexos Sociedad, Ciencia y Literatura, S.A de C.V.”

Viene ahora el tiempo de los dimes y diretes, del yo no fui, del sí tu fuiste, del a mí que me esculquen, del yo no sé nada, del soy inocente, o del todo es parte de un complot, del todo se reduce a una vendetta o simple y llanamente a una vulgar persecución en busca de una urgente resurrección. ¿Y la justicia, apá? Bien, gracias. Otra vez será.

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