A diferencia de lo que sucede en el servicio público donde la paridad de género debe cumplirse al pie de la letra como
lo señala la Constitución, en el sector privado la historia es otra.
Tampoco las mujeres parecen interesadas en pelear por los espacios en el mundo empresarial. Hasta ahora no se observa que haya organizaciones feministas que empujen en ese sentido.
En la reciente reunión anual de banqueros en Vallarta, se contaba con los dedos la presencia femenina o sea que no hay banqueras en puestos de alto nivel en ese gremio.
Para los empresarios o empresarias lo que importa en que a los cargos de dirección llegue la gente más capaz, porque de lo que se trata es de hacer más dinero, no de cumplir con la paridad de género.
En la iniciativa privada tienen mucho mérito las mujeres que por su experiencia y conocimientos están en la cúpula administrativa. Se han ganado esos lugares a base de estudio y trabajo, no por mandato de ley.
De cualquier manera, a nivel mundial es indiscutible el avance de la mujer en todos ámbitos productivos, aun cuando en el sector empresarial no exista ley que obligue a los patrones a cumplir con la paridad de género.
En el caso de la banca mexicana, todavía se ve muy marcado el predominio de los varones y sin señales de que pronto vaya a darse un cambio sustantivo.
Donde las mexicanas ya están en la delantera es en el servicio público, a tal punto que, si en alguna institución su integración directiva es impar, la mayoría de los cargos deberán asignarse a mujeres.
Arturo Zárate Vite
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