Picotazo político 13 febrero 2020

Ayer por la noche se repitió el drama de un joven muerto por un trailer. Josue, un chavo

 en moto, de los tranquilos, fue en Tecámac, el camionero se pasó un alto y le arrebato la vida.
Uno más, ¿a alguien le importa? No. Solo a su familia, a los que lo conocimos.
Esta mañana es del tamaño del infierno para sus padres. ¿Será noticia? No. ¿Cambiará la criminal conducta de estos salvajes al volante? Nunca.
Si Ud. nos ha escuchado, tanto a las 12 del medio dia como en nuestro nuevo horario, sabrá que he sido un crítico contumaz de estas armas de destrucción masiva. Sean de uno o de doble remolque. Sean rabones, sean tortons, que más da, ellos son amos y señores de la existencia de los demas.
No existe ninguna autoridad que los meta en cintura, ¿por qué? Por que poseen el poder del dinero, así que todo el rollo de los policías federales en autopistas o de la SCT son eso: salivazos que tratan de sanar esas heridas, de los reclamos de los familiares de las miles de víctimas de estos sujetos. Nos hemos desgañitado denunciándolos, tanto los que violan las leyes de tránsito en la ciudad al circular a todas horas por donde se les pegue la gana o cuando por sus complejos de superioridad aplastan a los que se les atraviesan, en serio, ¿nadie tiene los pantalónes, el valor de sujetar sus apetitos asesinos?
¿Por qué seguimos viendo moconetes conduciendo esas unidades como si fueran bochos? Sabemos que en México matar es muy fácil, basta con que la autoridad no nos mire o si se puede embarrarle las manos a el juez en turno. ¡Bravo! Sigamos permitiendo que el mundo de los traileros siga dictando nuestra hora final.