Picotazo político 9 de marzo 2020

Hija, no mereces esto. No mereces que te deje un país en donde para una mujer la ley

 sea una vaga aspiración, en donde sufras de un salario menor por que naciste niña, no mereces que por vestir como se te antoje seas atacada por depredadores en la calle o en el transporte público. 

Hija, tienes 12 años y no se vale que estés expuesta a un clima de inseguridad tan brutal y crudo que por el hecho de no ser hombre tengas aún más desventajas, no mereces el que a pesar de tus talentos corras la mala suerte de ser acosada en tu trabajo todo por qué le llenaste el ojo a uno de los jefes, no mereces que te tengas que callar frente a un grupo de amigos varones para evitar ser señalada de no saber de "futbol" o de política por ser "vieja".

Hija mía, no se vale que te deje en esta nación en donde puedas ser violada o asesinada en un taxi y que como muchas vayas a parar a la fosa común por qué nadie vio nada ni las autoridades pudieron localizarte.

Hija mía, no es justo que si deseas llorar o mostrar tus impulsos en público seas tachada de loca por qué para muchos eso significa, no es justo que si cambias de humor seas señalada de andar "en tus días", como si esa fuera la única causa que provoca el que en estos tiempos uno muestre variaciones en el carácter.

No se vale el que debas soportar todas y cada una de las reglas de una sociedad que hace poderosa la presencia del hombre y le da un papel secundario a Uds. No se vale que te deje en este país en donde ser mujer indígena signifique la normalidad, no se vale que niñas como tú sean utilizadas por aquellos malditos enfermos mentales que las emplean para actos detestables y que sucede todos los días y a todas horas. No es justo, hija mía, que señoritas como tú sean secuestradas para comerciar con sus cuerpos, para engrosar cuentas bancarias de policías corruptos y políticos indolentes, de esos que alimentan negocios como el de la trata de personas.   

Te confieso hija mía que no sé qué hacer para dejarte un mejor país, no sé cómo construir algo mejor y que como yo, habemos muchos que sentimos el peso del fracaso ante uno de los peores sistemas de justicia, incapaz de generar las fronteras necesarias y rechazar esta cruda realidad que las maltrata y desprecia.

Como padre es frustrante no provocar que las cosas cambien, que nos veamos atados a los mismos personajes y sus mismas recetas.

Pero de algo si estoy seguro, y es que de alguna manera estás creciendo en un tiempo en donde la conciencia está despertando, en donde otras mujeres, como tú, niñas y adultas están haciendo lo que nosotros no hemos podido, así es hija mía, esto es el mayor fracaso de los hombres, del hombre. 

Somos culpables por no poder darles un país distinto, nos acobardamos y nos hicimos minúsculos. Los hombres hemos fallado, pero Uds. no, Uds. no pueden fallarse a sí mismas. Uds., las niñas, las mujeres, aunadas a esos buenos varones, -por qué si los hay-, crearán lo que nosotros apenas alcanzamos a soñar: Un país equitativo, justo, libre de profetas y de mezquindades, un país en donde ser mujer, hija mía, no signifique nacer condenada al desprecio y a la muerte. 

Así que sea la trinchera que te toque, en la profesión que escojas, con las compañías que elijas, siempre, recuerda siempre, luchar por lo que mereces: Justicia e igualdad.