Picotazo político 24 de abril 2020

Detestable el que se agreda a médicos y enfermeras, arrojarles cloro es bajo, soez, vil. Signo de la estupidez humana.

 En tiempos de virus la miseria brota, pero en estos ejemplos de conductas, es justo mencionar que se han venido arrastrando otra forma de agresiones, a un sector también desprotegidos, condenado desde el poder mismo, hombres y mujeres que han muerto debido a la naturaleza de su trabajo, víctimas no del cloro en el rostro sino del plomo en el cuerpo, las carpetas de investigación se apilan al igual que las cámaras fotográficas o micrófonos que debieron callarse para dar paso a el instinto de supervivencia.
No es un juego de batas blancas de los nuevos héroes que salvan vidas, sino de los que informan: Los periodistas, esos habitantes de los modernos campos de concentración en los cuales son fusilados por un membrete conocido como 4T.

Y la cabeza de este movimiento, un presidente de la República que los ha visto como enemigos a vencer. El tribunal se abre por las mañanas y desde ahí se lanzan condenas y descalificaciones, y cierto, existen comunicadores que han convertido a esta profesión en una venta de garage, cierto, las opiniones se manosean entre mercaderes y ello ha provocado mucho daño en el casquete del barco de la verdad.
Eso sí, no son todos ni todas, pues la dignidad en el periodismo es una de las monedas mas extrañas, pero existe. Y no está en el fondo del mar, respira en cientos que sudan dignidad en cada reportaje o investigación.

Que elevaron sus conocimientos a estándares de la academia. Uno de los blindajes más recios para enfrentar los apetitos absolutistas e injustos que el poder nos muestra. No es nuevo escuchar al presidente de México irse en contra de los nuestros, no sorprende el que los amanuenses del ejecutivo se instalen en un santo oficio para lanzar cloro genérico a los ojos de los informadores, es la misma genética que mueve a las manos que atacan a doctoras y enfermeros, solo que con cargo al erario.

Hoy, la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) han apilado los bloques de la razón y lo que no se daba como cuerpo articulado se presenta como linea de defensa, los comunicadores necesitan levantar la mirada y comenzar a hablar hacia una sola dirección, representando a los que han asesinado, a los que han despedido por ser incómodos, a los que han trabajado con honradez y son muestra de transparencia y hoy no saben que llevar de comer a sus hogares.

Los periodistas no tienen que ser más el objeto del ataque, ni de castigos que los coloquen en la misma condición de trabajadores de minas del Siglo XVIII.
Lo sabemos, antes de ser presidente, el candidato AMLO, fue uno de los personajes que más metralla mediática recibió, pero la contienda ya pasó, hoy le toca ser el jefe de una Nación que incluye a los periodistas, mismos que debería proteger con similar enjundia que a Santa Lucía o Dos Bocas.

Y hay que reconocer que los periodistas en México le debemos a esta nación un mayor esfuerzo para elevar nuestros estándares profesionales, la investigación y una mayor honestidad intelectual para hacer lo correcto en cada una de nuestras tareas, revertir la polarización en el gremio, aceptar que el mundo de la información necesita menos "vacas sagradas" arrendadas por pastoreros.

En la ANPERT se sigue la historia, se narra y da cuenta con ingredientes de cátedra, se camina con orgullo de pertenencia, pero no hay rodillas que aguanten ni voces que se acallen. Y sí, los periodistas pondremos las víctimas, pero no nos quitarán la razón.