Por mis “destos"

La actitud presidencial sobre el tren maya me recuerda a esas discusiones familiares, en donde cuando éramos niños
preguntábamos a los adultos el porqué de tal decisión si es que la mente y la lógica de nuestra infancia no daba para comprender algo que nos resultaba arbitrario, impositivo. La contestación de los mayores azotaba la discusión con un “porque lo digo yo” Y san se acabó. A más de uno, ya de adolescente, nos tocó la misma respuesta, la gran mayoría de las veces fungiendo como látigo de los adultos o quien fuese la autoridad en ese momento, el “muro” del “porque lo digo yo” no incluía diálogo, ni negociación… era un “es así y te friegas".
 
El tren maya es uno más de los caprichos de este sexenio que, al igual que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, pintan para ser monumentos a la borrachera sexenal.
“Porque lo digo yo” esa es la respuesta del mandatario ante el taladro de las preguntas hechas por cientos de especialistas que señalan que la obra es uno de los mayores errores humanos y que habrá consecuencias tan o más terribles que los de la línea 12 del metro. El daño ecológico ya se hizo, y el tramo de la construcción es una tumba para miles de especies animales y forestales, un asesinato del cual no hay un solo detenido ni lo habrá, pues cualquier tipificación se estrella con el agresivo “porque lo digo yo”.
 
Esa respuesta nos ha llevado a pagar con dinero de nuestro bolsillo la locura de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, y tener que tragarnos sin agua la creación de otro aeropuerto que no llega más que aeródromo municipal en Tecámac. Se gastó tanto y se seguirá gastando tanto dinero gracias al psicótico grito de “porque lo digo yo”.
Y de dos bocas, pues ni hablar. Otra espina más para las sienes de nuestro calvario.
 
Pero no basta la terquedad de la sentencia en el “porque lo digo yo”, aquí, el capricho es acompañado de muchos más personajes que desde su pequeñez optan por no contradecir al padre abusivo, por el contrario, se sienten cómodos complaciendo al volátil jefe, no lo contradicen, no le llevan la contraria, solo se sientan a la mesa y comen lo que pueden y si se puede, se roban los cubiertos … débiles, acobardados y sin alma, miran hacia abajo cuando el que ocupa la cabecera les grita “porque lo digo yo”.
 
No es regaño, es Picotazo Político.
 
Miguel Ángel López Farías                  
 
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.                   
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).                
 
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