Pues no llegó la Cuarta Transformación. Ante un evento delicadisimo como la explosión de un ducto en Hidalgo las
cosas siguen igual a pesar de la tragedia. Un Presidente evadiendo, un gobernador negligente, un Ejército sin operar, gobiernos sin estrategias, el país sin un hospital de vanguardia para quemados, ningún responsable, ningún detenido, impunidad cínica y muchos daños colaterales ( así desde la guerra de Vietnam llaman a los inocentes muertos). Vemos que aquello de cerrar válvulas para acabar con el crimen organizado que ordeña ductos no corresponde a lo necesario. Veamos, el abasto se está regularizando, pero la delincuencia no ha disminuido. Hablan de congelamiento de cuentas de empresas pero so dar nombres y hasta el momento sin “obsequiar” órdenes de aprehensión. 86 muertos, ardidos, quemados casi calcinados en una acción de absoluta temeridad al perforar una tubería con combustibles a alta presión. Gente que corre por cubetas para llenarla de gasolina sin importar los riesgos y el saber que se comete un delito federal. Son esos que votar para acabar con la corrupción mientras el orden no les llegue a ellos. Niños, ancianos, mujeres, varones, todos festinando macabramente ante el chorro de la muerte. Segundos después a correr envueltos en llamas. Muchos sin esa oportunidad. Y las autoridades llegando tarde a prevenir, a evitar, a socorrer, a sanar. Gobiernos van y vienen con promesas pero primero los pobres son los que pierden todo, hasta la vida. Ninguna renuncia ni por vergüenza. Ni una. Entonces, las cosas siguen igual, bueno cambian de verborrea, derrotan a otros partidos, se colocan, se pavonean, prometen...prometen...prometen. Nuevamente la nación está de luto.