Y con toda razón el Gobernador de Guerrero, Hector Astudillo, había
manifestado su malestar debido a que los actos presidenciales en la Entidad de había convertido, según sus palabras, en un “torneo de insultos”. Tan evidente era el mal comportamiento que el mismo Ejecutivo Federal ofreció disculpas y pidió al mandatario estatal no ausentarse de los actos públicos. Las cosas han variado y para bien. En la gira de amlo por Guerrero, Sin acarreos ni manipulaciones, Hector Astudillo fue largamente ovacionado y le aplaudieron su gestión ante el gobierno federal para lograr que los productores agrícolas reciben el benéfico gratuito de los fertilizantes. más aún, se piense en marcha el programa de Becas para el Bienestar para evitar la deserción escolar. Estas gestiones del Gobernador marcan la pauta a seguir en otras regiones del país que sòlo se acomodan a las ocurrencias del día. Astudillo reclamó y supo ganarse la aceptación pero la credibilidad y dignidad que merece una administración para poder responder con eficacia. De por si la situación es muy compleja como para ser tiro al blanco de camarillas pagadas para denostar y menospreciar a otros simplemente por ser o bien de oposición o de otra conexión ideológica.Guerrero, con Astudillo, ha cambiado y ganado terreno. Se ha enfrentado con decisión a los grupos crimínales y Acapulco, como Taxco, como Iguala e Ixtapa penetran cada vez más en el ánimo de los inversionistas y del turismo. Que quede el ejemplo, dialogar y cambiar los insultos por trabajo es una mejor fórmula que apabullar con grotescos discursos de odio.