DISERTACIONES

En estos días pude escuchar dos discursos magníficos. Uno de ellos de Beatriz Paredes en el Senado de la República, el otro del joven Presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle también en tribuna.

  Beatriz Paredes en una excelente y bien cuidada pieza de oratoria de conciliación política se manifestó “Ya no quiero avalar con mi silencio o con mi condescendencia una política de salud del Estado Mexicano ineficaz y sin rumbo, que por desconocimiento u oportunismo adulador ha incurrido en gravísimos errores como la estrategia contradictoria y errática en la atención del COVID. Con el falseamiento datos sobre el verdadero número de decesos. Con la incapacidad de reconocer errores, ofendiendo la inteligencia de todos los mexicanos, diciendo que la curva se ha aplanado cuando es evidente que es una diagonal que va en ascenso. Con más de 400 mil contagiados y más de 45 mil muertos. Y estas son las maquilladas cifras oficiales”. Le duele a la legisladora los argumentos falaces que sirven de distractores a la sociedad confundiendo a personas de buena fe. Hay una errática política de salud en la presente administración a criterio de Paredes. Hay un desconocimiento del mundo internacional de las medicinas. Acusa que la secretaria de salud ha sido rebasada y que está juega el un rol político/electoral en lugar de cumplir con la obligación de proteger al personal médico. “Es una vergüenza” subrayó. Por su parte el uruguayo Lacalle generó conciencia cuàndo aseveró: “ el Estado no es de ustedes, el Estado no es de los políticos, el Estado es de la gente. Nosotros somos servidores de la gente, somos sus empleados. Hay que ser transparentes hay que dar información”. Así pues el Estado no crea la riqueza, el Estado la distribuye. Son los empresarios los creadores de la riqueza cuando son innovadores, soñadores y que se atreven a pensar en un mundo mejor. “La empresas privadas se juegan la propia, apuntó Lacalle. Si fracasa el gerente lo echan y pagan con su propio patrimonio, cosa que en el gobierno de Uruguay va a tener que pasar para que respeten más y no desprecien lo público”. Y el uruguayo concluyó con un discurso fresco de una izquierda moderna que cuando el gobierno tiene logros no hay que hacer demasiado alarde o vanagloriarse de ello. Lo mínimo que las autoridades deben hacer es cumplir con sus tarea. “Es el deber ser. Nosotros estamos sentados por eso acà. A nosotros nos eligen para un lugar, nos destinan presupuesto que no es nuestro para que hagamos las cosas y rindamos las cuentas y eso no se festeja”. Dos discursos extraordinarios como deberían de ser, limpios, claro, precisos. Dónde se deje en claro que el gobernante no está para mentir, distraer, engañar, ni medrar, sino para ayudar, aliviar a los más necesitados, para implementar políticas de auxilio en etapas de crisis como la pandemia. El gobernante no está para cuidar su imagen ni sus intereses. No es un burócrata con privilegios para burlarse de los pobres y negociar con los delincuentes a razón de populismos simplones. Estas dos disertaciones deben ser ejemplo de lo que merecemos los gobernados. Lo demás son pamplinas, perder el tiempo, permitir que nos vean la cara de imbeciles. Disponer del futuro de millones de seres no es a través de estampitas ni rifas, es con resultados, es con crecimiento, es con honestidad hasta en las palabras. Enhorabuena por la embajadora Beatriz Paredes y el Presidente Lacalle, ellos entienden dónde están, lo transmiten y son de esos pocos que ven hacia adelante tomados de la mano de todos, no de unos cuantos. Aceleran el paso construyendo no dando dádivas. Es la diferencia entre los estudiados y los improvisados, entre los estadistas y los que pierden hasta el respeto por ellos mismos.

*Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y tv
*Conductor del programa Va En Serio MexiquenseTV canal 34