Del Toro

Otro MEXICANO se suma a las filas de los triunfadores, sí, de los aspiracionistas. Orgulloso tapatío y lo presume,

es un director, guionista, productor y novelista galardonado con el Premio Goya y varias veces con el Premio Ariel. Es acreedor del Globo de Oro y de dos Óscar como Mejor director y Mejor película por “La forma del agua”. Ahora su muy personal criterio lo llevó a trabajar durante quince años en su película “Pinocho” no rescatando sino innovando la difícil tarea de dar vida a marionetas cuadro por cuadro. La aventura fue monumental con enormes creativos y un equipazo dando oportunidad a más mexicanos para introducirse también en el dificilísimo terreno de los premiados. Guillermo se formó en Mexico y destinó su esfuerzo a entender y difundir la fantasía, el drama, la psicología e incluso el difícil género del terror. En sus estantes destacan premios como los Osares, Globos de Oro, BAFTA, galardón Mercedes Benz en Cannes, Goya, Ariel, Cóndor de Plata y muchas distinciones. Es un triunfador. Pinocho es ya la mejor película de animación y E perfila directo a los Oscares. Estaba nominado a tres categorías, logró este reconocimiento en la 80 ceremonia del Globo de Oro con uno de sus filmes más personales. Del Toro apuntó al momento de recibir la distinción:”Ha sido un gran año para el cine de todos los tamaños. Un año de grandes cambios, de películas ambiciosas y de películas íntimas, y por lo tanto ha sido un gran año para la animación porque la animación es cine”. Los connacionales ganadores de la máxima presea del cine han sido Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu, Emmanuel Lubezky y Anthony Quinn. Pero también destacan Emelie Kuri en mejor diseño de producción y Edward Carrere por mejor diseño de producción. Todos ellos merecen más tiempo, acreditaciones, comentarios y análisis que algunos criminales mediáticos que son aprehendidos y el gobierno los vende como trofeos deportivos. Estos mexicanos de éxito no han renegado de sus orígenes y han penetrado por su preparación y agallas a los muy difíciles terrenos de los grandes cineastas. Pinocho es efectivamente como la define Del Toro una “obra muy personal” porque no necesariamente se ajusta a la narrativa original de Carlo Collodi o la magia de Walt Disney. Del Toro vuelve a romper esquemas y nos imprimir su sello. Debo reconocer qué hay quienes nos resistimos a aceptar modificaciones a las historias que en la infancia nos formaron, nos permitieron soñar e incluso navegar en la fantasía. Hoy las cosas cambian, la intención de usar al cine con trasfondo inclusivo ha empujado a películas como Pinocho donde interviene Tom Hanks y que convirtieron al Hada Azul en un personaje Drag Queen que describe a una persona que se caracteriza y actúa a la usanza de un personaje de rasgos exagerados con una intención que se inspira de las nociones tradicionales de la asexualidad o roles de género e incluso pretextos raciales. Expertos en el tema aseguran que no debe confundirse con las identidades transgénero ya que el término transgénero implica disforia o disconformidad con el género de nacimiento. El hecho también es que la comunidad que defiende la diversidad sexual ya logró incluir en películas para niños a personajes representativos de la homosexualidad o lesbianismo. Del Toro en Pinocho se atreve a introducir elementos políticos y desgarradores como el fascismo del dictador Benito Mussolini lo que hace concluir que la película no ingresa al campo infantil. Como sea quienes saben y califican condecoran una vez más la brillantez de este tapatío.

CARLOS RAMOS PADILLA
@cramospadilla
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.