Decadencia

En ocasiones me da la impresión que llegamos tarde y mal informados a las reformas. Cuando en el mundo se discute

la capacidad energética, en México entramos a pantanos de discusiones; cuando se aplican medidas de seguridad y protocolos sanitarios para la migración, en Mexico son desatinos; cuando los deás países se empeñan en mejorar su democracia, en Mexico se debilitan las instituciones y se ataca al INE; mientras en el mundo se buscan canales de interacción social, en Mexico se ataca a los medios de comunicación; los códigos legales se refuerzan en la mayoría de los países, en México se vive una ausencia del Estado de Derecho. Pero nuestro País está llegando a fronteras muy riesgosas para la dinámica social que podrían caer en los extremos de ciudades como Nueva York o San Francisco, dos iconos de Estados Unidos hoy en franca y creciente decadencia. En Manhattan el libertinaje ya es absoluto. Drogas sin recato, migrantes ilegales fomentando el contrabando, basura muchísima basura en las calles, gente muy abandonada y con enfermedades mentales, enorme cantidad de ratas en calles, avenidas, viviendas y líneas de transporte y por aquello de la diversidad y las modas no se sabe si uno está frente a un hombre o a una mujer. Gente tatuada, perforada, mal rapada en franco desafío con las normas establecidas. Los llamados “homeless” (gente solitaria, pobre y en abandono urbano) se han multiplicado por mucho en San Francisco contribuyendo a la inseguridad, suciedad y agresiones. Debo reconocer que este par  de ejemplos metropolitanos exhiben, aún, altos estándares de seguridad pero ello no implica los frecuentes e incómodos acercamientos de personas fuera de control contra los ciudadanos. Muchos viven en ambas ciudades. De comer desperdicios en la vía pública o en los botes de basura colocados en el Metro. La migración de ilegales ha superado los índices históricos y la promiscuidad racial es evidente. Ellos han determinado seccionar sus territorios como gettos, marcan sus sitios con banderas LGTB, por color de piel o por estatus social, generando una división impropia de niveles. Incluso los bares LGTB están condicionados a la zona y a la edad. La degradación en estos comportamientos sociales señalan que algo anda mal. El mal ejercicio de la libertad y de los derechos humanos han atravesado lineas muy peligrosas, incluso para la formación educativa de los niños. Nueva York huele a droga y los intoxicados deambulan por las calles de dia y de noche. En México tenemos el grotesco y provocador espectáculo de un servidor público (que en nada involucra a la identidad de género) sino, a su ridícula presencia en recintos públicos de Aguascalientes, dentro del sistema judicial. Hoy se presenta como “la Barbie Magistrade” Jesús Ociel Baena Saucedo, un personaje académicamente muy preparado. Repito nadie debe estar en contra de sus preferencias sexuales o su definición voluntaria de género, pero presentarse en las instalaciones del tribunal electoral como Barbie, pareciera que confunde una desfile LGTB en una especia de afrenta a las normas y leyes vigentes con una imposición que en nada ayuda a su comunidad. 

CARLOS RAMOS PADILLA

@cramospadilla
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio