La vida misma va explotando y mostrando las enormes diferencias en los hechos. El paso del tiempo es su mejor aliado.
Así se exhiben a los que viven del engaño y se disfrazan de seres de bondad. El más evidente caso lo tenemos con Beatriz Gutiérrez, quien fuera muy cercana, a Javier Duarte, y luego esposa de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Nacida en la capital mexicana, hija de Juan Gutiérrez Canet y Nora Beatriz Müller Bentjerodt, una chilena alemana. Se presume historiadora y escritora pero fue una de las más sólidas promotoras e impulsoras del rompimiento diplomático con España a razón de reclamos anacrónicos y torpes por la conquista. Su disposición al encontronazo llevó al gobierno de AMLO a declarar una “pausa” en la relaciones bilateral y a exigir al Vaticano la misma sanción moral por la imposición de la fe cristiana acompañada por los invasores ibéricos. Más aún, se exigió a Austria la entrega del penacho de Moctezuma. La historiadora nunca entendió que cuando se registró la conquista, no existía España como tal, ni tampoco México y que una de las principales hipótesis sobre el penacho del emperador Moctezuma destaca el origen austríaco de la familia Habsburgo a la que pertenecía el rey Carlos I de España y V de Alemania, a quien Hernán Cortés le hizo llegar el penacho. Esto podría explicar por qué la pieza terminó en Viena. Su predominio racista la llevó a perseguir la intención de cambiar la historia y la percepción colectiva sobre la misma. Habría que intervenir para desterrar de la memoria todo aquello que involucró la mezcla de las dos culturas. Entonces se empezaría, no una cacería, sino el destierro de todo lo representativo de aquellos momentos históricos incluyendo la desaparición de imágenes como la de Cristóbal Colón para eliminar del calendario cívico el “día de la raza”. En estos días, bajo el castigo social y político al comportamiento de la familia expresidencial debido a que el expresidente es conocido mundialmente como #narcopresidente y sus hijos bajo sospecha de movimientos ilícitos en compañía de empresarios oportunistas y crimen organizado, la señora Gutiérrez decidió para su beneficio reconocer lo que antes había negado, que en su sangre hay rastros europeos. Así inició el proceso de solicitar la doble nacionalidad a ESPAÑA y declararse fiel y leal a a la monarquía y rendir entonces honores y gratitud a los invasores, a los conquistadores españoles, arrodillarse ante ellos. Argumentos políticos han de presentar los monarcas y gobierno españoles para recibirle como una de los suyos. Pero no es suficiente, no llega a Madrid sola, lo acompaña Jesús Ernesto, el menor de los cuatro hijos de AMLO. Ese joven intensamente descuidado en su estructura física, desordenado y grotescamente vulgar en su lenguaje y que ha gozado de los benéficos del poder “perreando” en la mansión gris de Houston con su medio hermano José Ramón, intentando establecerse en Londres y presumiendo lo mismo sus reventones en antros, sus tenis de superlujo o comiendo alimentos chatarra en un yate con una jovencita. Este adolescente que se ganó el sobrenombre de un postre por su desteñido cabello bicolor, ahora dice que estudiará DERECHO no en la UNAM o en una de las llamadas universidades del pueblo, sino en la Complutense, ese será ya su “cole” a moda de la “z” y los modismos españoles. Muchos atribuyen que el propio López Obrador envió un mensaje a Beatriz mediante la rayuela de la Jornada que dicta: “como las ratas, dejó el barco antes de que se hundiera”. Así se han de llevar porque de señas majaderas ya le conocemos a la historiadora sus bromitas junto con Tatiana Clouthier.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense. Meganoticias, TVC