LA CRISIS PERREDISTA DE TODOS NOSOTROS

sinpunto

El Partido de la Revolución Democrática está enfrentando la peor crisis de su historia. En apenas 25 años ha registrado un sinnúmero de problemas de índole electoral. La tesis recurrente es el reclamo de los resultados por presuntos fraudes cometidos contra sus candidatos. Tanto va el

cántaro al agua hasta que se quiebra, dice el refrán popular, y me parece que es la hora en que los militantes y dirigentes de la izquierda, todos, comiencen a visualizar que los intereses los han dividido y que requieren con urgencia una estrategia de reconformación porque se están achicando aceleradamente ante la separación de Andrés Manuel López Obrador.
Los maestros aglutinados en la Sección XXII son el principal dolor de cabeza. Guerrero y Oaxaca han entrado en la ingobernabilidad a causa de la delincuencia incrustada en los liderazgos magisteriales. Las izquierdas aprovecharon la fortaleza magisterial para confrontar a los gobiernos antagónicos, el problema es que ya se salieron de control y resultara difícil que retomen el camino de la legalidad. Con todo lo que se ha señalado, el problema magisterial tiene solución, y no es otra que el disminuir el recurso que reciben del Estado para la manutención de sus programas de apoyo sindical. Cuando dejen de recibir recursos, no habrá forma de seguir incrementando la violencia.
Pero el problema del PRD es mayor porque es estructural y de principios. La corrupción de sus gobiernos ha sido galopante, quizá igual que la de los demás partidos, pero el cinismo raya en lo grotesco. Por eso he hablado muchas veces de la conformación de un crimen organizado gubernamental. Asociarse con criminales que aportan dinero a la causa, hacerlos candidatos, y perdonar sus excesos, es lo que ha profundizado esa crisis permanente que ha mantenido el perredismo durante su existencia. El caso Iguala puede resultar fatal para la continuidad del proyecto de unificación de las izquierdas que iniciara hace veinticinco años, porque al paso del tiempo los intereses y las cuotas de poder los han venido destruyendo.

El PRD se ha replegado en el manejo de su crisis interna y pretende dejar que el peso de la crisis social la asuma el Gobierno Federal. Pareciera que al señor Presidente de la República se le agotaron los funcionarios encargados del control político y los que llevan la seguridad pública. Lo que hasta hace mes y medio eran éxitos continuos es ahora una cadena de yerros y desatinos. La administración de la crisis ha sido garrafal y seguramente provocará anticipadamente cambios en el gabinete. Lo previsible es que hasta en tanto no se encuentre a los desaparecidos, el país siga en vilo y en crisis. Por eso urge encontrarlos, vivos o muertos. La crisis del PRD es ahora la crisis de todos nosotros. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.