NUESTRO MAYOR MAL

sinpunto

Mucho se ha escrito acerca de los daños que ha provocado a lo largo de la historia nuestra lamentable corrupción. Pero habrá que decir que la simiente que nos dio la posibilidad de ser lo que somos, fue un acto de corrupción. La formación y conformación del primer ayuntamiento de la América Latina fue en la Villa Rica de la Vera Cruz y tuvo por principal cabeza al

hombre que lograra la conquista del mayor territorio de ultramar para la Corona Española: Hernando Cortes. Todo fue producto de un acto de corrupción, porque Cortes tuvo que corromper a sus capitanes para iniciar el viaje tierra adentro, hacia lo desconocido, mediante el otorgamiento de un porcentaje de lo que se lograra "rescatar", como se llamaba entonces al apoderamiento de un bien ajeno. Después quemaría los bergantines para evitar que quienes se quedaron en el punto de llegada se hicieran a la mar y regresaran a España. También amenazó a otros diciendo que los naturales eran antropófagos y comerían a quienes se quedaran rezagados.

Claro está que este primer acto que marcó el inicio de lo que hoy somos no tiene mucho que ver con los procesos de corrupción que hemos enfrentado a lo largo de nuestro devenir como nación, pero resulta una referencia importante por lo deleznable de la práctica que ahora se ha vuelto cínica e impune. Muchos han sido los intentos por erradicar o al menos regular esta práctica, pero todos han fallado porque sigue galopante en todas las esferas gubernativas del país. Pero tenemos que seguir insistiendo, porque parece mentira que la primer preocupación de un funcionario público cuando llega a detentar algún cargo, no sea la de cumplir adecuadamente con el desempeño de sus funciones, sino la forma en que se puede evadir la ley para disponer de los recursos públicos en su aprovechamiento personal.

Desde el espacio más sencillo hasta el más alto cargo se extiende la cadena de la corrupción. Desde la ventanilla de atención al público hasta la toma de decisiones las conductas se orientan de conformidad a la utilidad y al provecho personal, y eso es lo que ha frenado siempre nuestro avance como sociedad. Hasta en tanto no seamos capaces de erradicar las prácticas de corrupción no alcanzaremos la plena gobernabilidad, esa capacidad del Estado para satisfacer los requerimientos de su población. México no puede seguir por el sinuoso camino de la impunidad, y si no podemos ser capaces de imponer un freno a este tipo de conductas criminales, porque se comete un brutal crimen contra el Estado y la sociedad, no lograremos alcanzar esa distribución equitativa del ingreso que tienen los pases del Norte de Europa, que los hace situarse dentro de lo que denominamos "el primer mundo".

Enrique Peña Nieto ya marco la salida para la constitución del Instituto Nacional Anticorrupción, aunque debo señalar que podríamos evitar el dispendio de recursos si optamos por la criminalizacion de las conductas que propician esa corrupción a la que parece nos hemos acostumbrado. Cuando caiga en la cárcel el primer corrupto, los demás lo pensaran antes de disponer de los recursos públicos para su provecho personal. Ese es el verdadero camino, porque mientras no seamos capaces de reconocer que la corrupción es el mayor mal que enfrentamos como nación, no lograremos avanzar en la consecución de esas metas que hace mucho tiempo nos impusimos. No basta con establecer en la ley la prohibición, hay que criminalizar. No podemos seguir imponiendo multas como el caso de la línea 12 del metro, que resultan impagables porque no hay obligatoriedad. Estoy seguro que Marcelo Ebrard devolvería todo lo que se robó si estuviera tras las rejas. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.