Cinco meses

sinpunto

Hace cinco meses que este país perdió la calma y entro en una dinámica de confrontación y protestas. Y no es que los mexicanos seamos proclives a levantarnos para realizar marchas, plantones, mítines y cuanta ocurrencia tienen esos que han hecho de la inconformidad una industria, simplemente es que hay quienes han desarrollado esa habilidad y viven cachazudamente de ella. Y la culpa la tienen las autoridades de los tres órdenes de gobierno que a causa de las complicidades partidistas o del temor a verse rebasados por los grupos antagónicos, ceden a la primera y con ello sentencian a las instituciones a padecer por tiempo indefinido ese camino que bien aprendieron a recorrer.

La industria de las movilizaciones, marchas y los plantones para presionar a la autoridad fue puesta en boga hace poco más de veinticinco años por el Movimiento Urbano Popular, y especializada por aquellos que conformaron y formaron al Partido de la Revolución Democrática. Después vendría la etapa en donde el partido en el gobierno permitió que proliferaran aquellas que estaban dirigidas a protestar las decisiones del Gobierno Federal, y así la Capital de la República se convirtió en el santuario de esos grupos que por protestar contra la Federación tenían la permisibilidad del Gobierno del Distrito Federal para hacer de las suyas. El pretexto para esa permisibilidad es que no eran contra el gobierno local, y quienes perdimos indefectiblemente fuimos los simples ciudadanos que esperábamos que el señor Mancera impusiera el orden que nos prometió durante su campaña.

Hace cinco meses que murieron inicialmente tres normalistas en una refriega con las autoridades de Iguala de la Independencia a donde acudieron con la finalidad de extorsionar al Presidente Municipal. También venían acompañados por elementos del Cartel de los Rojos, como han comprobado los sistemas de inteligencia del Estado Mexicano. En esa refriega que duro algunas horas, cuarenta y tres de esos muchachos fueron desaparecidos y presuntamente asesinados y quemados sus cuerpos. Esa es la única versión que existe del lado del Gobierno Mexicano, aunque del otro lado normalistas y maestros vieron la oportunidad de aprovechar la circunstancia y confrontar al Estado Mexicano.

La tardía respuesta de los autoridades locales y federal dieron al traste con el bienestar de Guerrero. Las complicidades fueron las que detonaron una de las movilizaciones más recurrentes de la historia del país. Efectivamente fue una desaparición forzada ordenada por la autoridad municipal emanada del Partido de la Revolución Democrática, y hasta ahora sus principales liderazgos no han tenido la decencia de ofrecer una disculpa a la nación. Cinco meses de inactividad gubernamental que han propiciado una brutal caída en los procesos de la economía en Guerrero, que ha pronunciado la pobreza de la mayor parte de los habitantes que dependen del turismo. Retar al Estado se convirtió en la identidad de los maestros inconformes con la reforma educativa, responder con timidez la de las estructuras de los tres órdenes de gobierno. El señor Peña Nieto prometió hace dos días que de hoy en adelante las cosas van a cambiar y que la ley se aplicará con todo rigor. Solamente espero que lo cumpla, y creo que también lo esperan la mayor parte de los mexicanos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.