País de cínicos

sinpunto

Muchas cosas ocurren en este país que nos lastiman. Y no es que los mexicanos tengamos proclividad al martirio, pero nuestro pasado registra diversas etapas de inquina hacia quienes nos gobiernan, y ha sido solamente a través de las armas que hemos logrado arrancar su obsesión por el poder.

Esa es una cultura que no hemos podido dejar de lado, y muchos grupos que entran en el radicalismo piensan que es el único camino cuando la democracia se vuelve ineficiente. El problema es que ahora mismo se presenta esta circunstancia de forma recurrente en diversas partes del país.

Kiko Vega en Baja California se enriquece sin parar. Guillermo Padres en Sonora hace lo mismo. Ángel Aguirre se sintió dueño de Guerrero. Granier esta en la cárcel. Pero hay muchos que hacen cosas tanto o más graves y siguen tan campantes presumiendo una probidad que están lejos de conocer.

La Capital de la República es el mejor ejemplo de ello. Maridos y esposas comparten turnos en las Delegaciones Políticas. Enriquecidos integrantes de las nuevas castas del poder saltando de un cargo a otro sin que nadie logre detenerlos en su afán de acumulación de riquezas.

Tan parecidos unos a otros. Ellos por aprovecharse del encargo publico, y nosotros por permitirlo y festinarlo. Quizá sea producto de nuestra proclividad por el dinero fácil, por la admiración hacia la osadía y las complicidades.

La pregunta que seguramente los especialistas en conductas colectivas se hacen es: ¿Cuando nos convertimos en un país de cínicos? Y la respuesta pudiera ser que quizá cuando nos avasalló la información acerca de la impunidad que hemos sembrado a lo largo y ancho de este país, superando nuestra capacidad de indignación.

Con todo ello México tiene solución, y una de ellas es la conciencia de que muchas cosas están rotas pero solamente nosotros, los ciudadanos, las podemos reparar. No debemos seguir estacionados en la corrupción y las mentiras construidas a partir de los muertos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.