La veleidosidad de Lorenzo Córdova

sinpunto

Muchas veces se ha repetido, y en algunas ocasiones hasta el cansancio, que el poder enloquece a las personas y les provoca tentaciones que difícilmente pueden desechar. Las obras faraónicas son algunas de las particularidades que se convierten en indicios de que el hombre o la mujer que detentan el poder han perdido la noción de la normalidad.

No es difícil desentrañar en la psique de los poderosos esa etapa en que despegan los pies de la tierra y comienzan a volar o a flotar fuera de su realidad, que es la realidad de todos nosotros. Cuando esta circunstancia se presenta cotidianamente es cuando se corre el peligro de que los hombres y mujeres de poder se conviertan en dictadores, con la particularidad de que ahora lo hacen explotando las doctrinas del populismo para permitirse la calidad de necesarios.

Por desgracia esas particularidades las encontramos habitualmente en nuestros gobernantes, trátese del nivel municipal, estatal o federal. Veracruz, Quintana Roo, Nuevo León, y hasta la Ciudad de México han sido la simiente de personajes que pensaron faraónicamente. Por eso perdió el señor Medina, por eso tienen problemas el señor Duarte y el señor Borge, y ni que decir de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. Lorenzo Córdova Vianello construyó durante mucho tiempo una fama de hombre honesto, emprendedor, inteligente, capaz y conocedor de los vaivenes de la política mexicana. Su padre Arnaldo Córdoba fue un profundo estudioso de la historia de México y un severo crítico del Sistema Político Mexicano. Murió en la medianía porque fue un hombre honesto e íntegro que nunca medró de las instituciones porque era muy consecuente con su forma de pensar.

No puedo decir lo mismo de su hijo desde que lo escuche burlándose de la forma de hablar y expresarse de un representante de la Nación Chichimeca, caso que estuvo a punto de echarlo del empleo que le dimos los mexicanos como Presidente del Instituto Nacional Electoral, aunque no fuera lo indicado por el momento que vivía El país. Ahora se le ocurrió que el máximo órgano electoral debe tener una nueva sede y presentó el "Plan Maestro del Conjunto Tlalpan" para remodelar y construir instalaciones acordes a las necesidades del nuevo instituto, subrayando que sería sin derroches ni abusos. No espero mucho por la respuesta, ya que las fracciones parlamentarias fueron enfáticas y hasta crudas.

El Presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano Grijalva, le señaló que en este momento de austeridad de la vida del país todos están obligados a apretarse el cinturón, por lo que tendría que justificar el presupuesto solicitado para 2016. El PRI por boca de Jorge Carlos Ramírez Marín consideró que es el peor momento para iniciar una obra de este tamaño, y Marko Cortés Mendoza, del PAN, se fue por el mismo sendero. Creo que el señor Córdova Vianello tiene muy poco de esa congruencia que le generó a su padre un gran respeto del que siempre se sintió orgulloso. Bien dicen por ahí que nunca segundas partes fueron buenas, y el titular del INE se ha encargado de corroborar fehacientemente el refrán popular. Bien haría en ofrecer una disculpa pública a la nación, pero su egolatría no se lo permitirá. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.