Gobernar desde el pasado

No es por intrigar, pero en lo personal me parece que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha comenzado a caer en el mismo vicio al
que han acudido algunos de los tiranos que ha tenido este Continente: tratar de gobernar desde el pasado. La retórica diaria de Andrés Manuel López Obrador pareciera haberse quedado en esa persistencia de reclamar acremente a quienes ejercieron el poder presidencial y que presuntamente le fallaron al país y a su gente.
Lo que hemos observado en las últimas semanas es que los contingentes de estudiantes que en realidad eran grupos anarquistas, y que se movilizaron al mismo tiempo que aquellos que protestaban por la desaparición física de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, tuvieron la permisibilidad para la vandalización de los monumentos artísticos sobe el Paseo de la Reforma, parte del Centro Histórico, y hasta un conato de incendio en una puerta de Palacio Nacional.
La ausencia de gobierno fue evidente, y más de los cuerpos de seguridad, pero creo que la omisión de Claudia Sheinbaum le propició un alto costo económico y social a la Capital del país, además de los daños ocasionados que son incuantificables porque las hordas de profesionales de la destrucción contaron con la permisibilidad de el propio Gobierno de la Ciudad de México para cometer desmán y medio, y dejar constancia de su capacidad de convocatoria y de destrucción.
Aunque el Presidente de la República los haya tildado de ser conservadores, lo cierto es que su desgastado discurso de culpar de todos los males a las oposiciones, esta vez los mexicanos entendieron que el Movimiento de Regeneración Nacional estuvo detrás de toda la destrucción y vandalización que los encapuchados hicieron para causar un enorme daño al patrimonio de todos los mexicanos. Hasta ahora no existe siquiera un acta levantada por algún ministerio público, con lo que la propia Jefa de Gobierno tiene responsabilidad por la falta de aplicación de la ley.
 
Lo peor es que el Presidente de la República sigue pensando que bastan los llamados que hace a los manifestantes para que se porten bien, y sobre todo a quienes se esconden tras una capucha, ya que de lo contrario los acusara con sus mamás, papas, abuelos, quienes los verían como malcriados y tendrán un jalón de orejas y un zape. Francamente no sé si pretende hacerse el gracioso, o simplemente esconce su falta de energía acudiendo a las madres, a los padres, y hasta los abuelos par que castiguen a sus hijos.
¿Y la ley? Porque a todos los mexicanos nos queda claro que ante la comisión de cualquier delito se tiene que aplicar la ley y no pedir regaños a los padres y abuelos de quienes decidieron delinquir. Me parece que el Presidente de la República no puede andar de gracioso tratando de evadir su responsabilidad. El problema es que en ocasiones se torna tiránico, y después acude a su talante blandengue para causar simpatía entre los mexicanos. Andrés Manuel López Obrador tiene que dejar de andar con bufonadas y tomar en serio el encargo, si quiere que la historia lo registré como un estadista. Al tiempo.
 
Por: Vladimir Galeana Solórzano
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