El desgaste de la oclocracia

Los especialistas en la teoría del Estado han sido recurrentes en señalar que la oclocracia o gobierno de la muchedumbre es una de las formas primarias de degeneración de la de la democracia, y al igual que la monarquía puede degenerar en tiranía o aristocracia, o está misma en

oligarquía. En este país desde la llegada de Andres Manuel López Obrador se ha intentado por todos los medios el establecimiento de un régimen de esas particularidades porque con sus “desplantes democráticos” de decidir sus ocurrencias a mano alzada, se ha pervertido la finalidad propia de lo que significa el término “democracia”, que no es otra cosa que el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes.

Hay mucha preocupación entre los principales actores de la mal llamada Cuarta Transformación a causa del desgaste que ha venido padeciendo el inquilino de Palacio Nacional, y que se ha reflejado en diversas encuestas que han sido dadas a conocer, y otras que se guardan como Secreto de Estado por la circunstancia de que al parecer en la elección intermedia habrá un pase de facturas de amplios sectores poblacionales que se han visto afectados por las equivocadas políticas económicas y los dislates diarios de quien encabeza el Gobierno Federal.

El carro completo esta cada día más lejano, y entre los principales actores a los que consulta el Presidente de la República existe un alto grado de desaliento. Y no es para menos, porque si de algo podemos preciarnos es de que amplios grupos de mexicanos en todas las latitudes del país tienen un alto grado de preparación y han observado con preocupación el desmantelamiento del aparato administrativo que se distinguió por otorgar certeza y viabilidad al Pacto Federal, ese que ha pretendido derruir el señor Lopez Obrador.

Diversas mediciones de empresas especializadas han puesto en tela de juicio la presunta mayoría que obtendría el Movimiento de Regeneración Nacional y los partidos satélites que han concurrido con ellos en elecciones pasadas, es más, las cifras indican que el Presidente ha perdido en menos de cuatro meses más de tres millones y medio de votos, y lo que posiblemente ocurrirá es que su caudal de votación no le alcanzará para mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, y eso evidencia no tan solo el desgaste presidencial, también la inconformidad de la mayor parte de los mexicanos por los magros resultados en materia económica y generación de empleos.

Para decirlo más claro, hasta ahora la popularidad del Presidente de la República ha disminuido a la mitad con la que comenzó su mandato, y es el principal indicativo de que muchos mexicanos al entrado en la etapa del desencanto por los excesos tiránicos del tabasqueño y su pretensión de desmantelar las instituciones con la finalidad de concentrar en su persona la toma de decisiones. Pero también hay que decir que los embates hacia el Instituto Federal Electoral ha calado hondo en amplios sectores poblacionales que reconocen la valía y valentía de sus integrantes que no se han dejado vencer sabedores que son la última oportunidad que tenemos de recuperar nuestra normalidad democrática.

La credibilidad de Andrés Manuel López Obrador ha disminuido drásticamente por sus excesos a la hora de tomar decisiones, pero sobre todo, por el cariz autoritario que ha comenzado a mostrar tratando de derrumbar esas instituciones que le han otorgado viabilidad a nuestra democracia y que se convirtieron en valladar insalvable para los excesos del poder mostrado por sus antecesores. Los mexicanos entraremos en la etapa de las definiciones de lo que queremos que sea nuestro futuro inmediato, y las mentiras que vierte todos los días el Presidente de la República pueden ser su más acérrimos enemigos. Al tiempo. Vladimir.galeana@ gmail.com

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.