Azoro ante lo Evidente

Algo ocurre con el Presidente de la República que quizá debiera preocupar a quienes lo atienden y velan por su salud mental porque los desatinos han sido

varios y constantes. Desconozco si los especialistas hayan considerado algunos de los síntomas que ofrece cuando habla entre desvaríos y presenta una realidad que solamente él conoce y en lugar de situarse en la realidad comienza a divagar. Ojalá no sea algo grave que se confunda con esa parsimonia que le conocemos desde hace tiempo, porque si alguien tiene que estar bien atendido y en sus cabales es el que toma las decisiones que afectan a más de ciento veinte millones de mexicanos.

Los episodios en los que sufre equivocaciones han sido variados, y el mejor ejemplo es ese video que circula en las redes sociales donde afirma que comenzó ganando ciento ocho, pero después se redujo su sueldo y expresa que debe estar ganando como ciento veinte. Desconozco si esos momentos son producto de la presión que cualquier jefe de Estado enfrenta, porque la toma de decisiones incluye amplios periodos de meditación para determinar cuál es la mejor decisión de un Jefe de Estado, porque de lo que se trata es de privilegiar el bienestar de la mayor parte de la población.

Lo preocupante es que cuando expresó lo que obtiene por el encargo que detenta dice textualmente ““empecé ganando ciento ocho pero después se redujo mi sueldo y debo de estar ganando como ciento veinte”. Quizá sea una nimiedad lo que aquí expreso, pero debe preocupar a los especialistas y a quienes tienen por encargo velar por la salud mental del Mandatario porque esos olvidos o confusiones han sido recurrentes en los últimos meses, lo que habla de que quizá la presión de la toma de desiciones le está pasando la factura, o simplemente vive en una realidad distinta a la que vivimos los mexicanos.

Lo evidente es que no existe manipulación en esas imágenes, por lo que quizá esos olvidos que se han convertido en parte de su identidad pudieran indicar que la presión emocional de tomar decisiones fundamentales para la salud pública le estén afectando. Es difícil concebir que escuchemos al responsable de la conducción del país con este tipo de referencias que darán pie a que algunos especialistas consideren que existe algo que no está funcionando bien y que habría que someterlo a una serie de exámenes para conocer el origen de ese tipo de desplantes que hasta ahora han sido recurrentes.

Si algo debe quedar en claro es que no pretendo señalar que algo está mal en la salud mental del Mandatario, pero la evidencia de esos lapsos en sus disertaciones han sido tan recurrentes, que ya forman parte del imaginario popular que con crueldad se han referido a un posible daño cerebral o simplemente a que vive y concibe una realidad distinta a la de la mayor parte de los mexicanos. Desconozco si esa evidente senectud sea la causante de esos desvaríos, pero de cualquier manera tiene que ser un asunto de Estado por el encargo que detenta y lo que representa en cuanto a la toma de decisiones.

Esto que señalo no es nuevo, pero eso tampoco quiere decir que la salud del Presidente de la República está pasando por un momento difícil. Lo obvio es que esos desplantes se conviertan en motivo de burla, y no es bueno para la salud de la República y mucho menos para la confianza que debe generar quien conduce el destino de un país con más de ciento veinte millones de hombres y mujeres que estamos pendientes de todo lo que dice en sus conferencias mañaneras. Quizá unos días de descanso le otorguen la tranquilidad suficiente para que los especialistas dejen de hacer conjeturas acerca de su salud mental. Así de simple. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.