Defendiendo a la Democracia

Se encienden las luces de alarma en la democracia mexicana a causa de los dislates de quien por ahora detenta la

Presidencia de la República y quien de manera tiránica ha comenzado a pretender dinamitar el papel del Instituto Federal Electoral, que hasta ahora ha sido garante de la democracia mexicana y uno de los órganos más eficientes del esquema democrático del país. Para decirlo de otra manera, la viabilidad democrática de este país esta indefectiblemente en un riesgo brutal que, de no defenderlo todos los mexicanos, la tiranía estará a la vuelta de la esquina.

Andres Manuel López Obrador se ha convertido en el enemigo de esa democracia que hemos construido al paso de los años, y ahora busca y pretende dinamitar al órgano electoral quitándole los recursos, y achicando la planta laboral, con la única finalidad de someterlo a sus designios y no a las necesidades de los avances democráticos que los propios mexicanos hemos construido en los últimos veinte años. Sin lugar a duda este no es más que un lamentable intento para desestabilizar a la democracia mexicana, y tenemos como ciudadanos hacer todo lo necesario para detener sus ambiciones personales.

Mexico es ahora el principal blanco de los tiranos del Continente, y Andres Manuel Lopez Obrador se ha quitado la careta de demócrata en la que escondió durante muchos años su vocación autoritaria para hacer entender a los mexicanos que su voluntad es la única que vale de ahora en adelante. Y eso quiere decir que el presidente de la Republica se convierte en automático en el peor enemigo de todos los mexicanos, porque sus intenciones es el control de la institución electoral para someter a la democracia mexicana a sus designios personales.

Hasta ahora el Instituto Nacional Electoral se ha significado como el principal baluarte de la democracia mexicana, y pese a las estupideces totalitarias del presidente de la República, seguirá avante porque se cuentan con los elementos necesarios para detener la intentona comunistoide populista a la que espira el inquilino de Palacio Nacional. Si algo debemos tener en claro todos los mexicanos, de todas las latitudes, que este aún maravilloso País le pertenece a quien con nuestro trabajo lo hemos engrandecido, y no puede un aventurero del poder, del engaño y la mentira, pretender apoderarse de él para convertirse en un tirano.

Es la hora de repetir hasta el cansancio la primera estrofa del Himno Nacional que dice: “mexicanos al grito de Guerra”, y es la hora de que los ciudadanos realicemos cuanto esté de nuestra parte para defender el futuro de nuestros hijos, la Patria que nos heredaron nuestros ancestros, y el destino que todos hemos construido durante más de doscientos años de independencia. No al sometimiento de las ansias de un estúpido mandatario totalitario que piensa que nosotros seremos sus esclavos.

En lo personal, y lo digo sin ambages, no quiero que me roben esa patria en la que nací, en la que me formé, en la que me convertí en un profesionista y en un hombre útil a la sociedad, en la que he disfrutado esas libertades que consigna nuestra Constitución, principalmente la de expresión, esa que me ha permitido toda mi vida profesional señalar lo que me gusta y lo que no me gusta, pero principalmente, el orgullo de haberme convertido en profesional del derecho y del periodismo con todas sus consecuencias. Mexico no merece un destino al que lo quiere someter el sátrapa de Palacio Nacional. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.