REDISEÑO DEMOCRATICO

sinpunto

Si algo distingue a la democracia mexicana es un tremendo desorden que nos mantiene en constantes desgastes y reyertas. México es un mosaico de calendarios electorales, y esa particularidad evita que en el Congreso Federal las representaciones partidistas encuentren puntos de comunión para definir el rumbo de la nación.

Las desavenencias políticas a causa de los resultados electorales se colocan por encima del interés general y la consecuencia ha sido la parálisis legislativa. Nuestro sistema democrático ha tenido sustanciales avances desde que nació el Instituto Federal Electoral, pero sería la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales impulsada por Jesús Reyes Heroles en 1997, la que daría pie al surgimiento de las fuerzas políticas que se mantenían en el clandestinaje.

La visión de estadista del ilustre pensador del Partido Revolucionario Institucional, y el último de sus ideólogos, lo hizo visualizar que el partido hegemónico no podría mantenerse como la fuerza única y era necesario compartir espacios con las oposiciones. Fue una forma de inducir la democracia y cogobernar con las oposiciones para legitimar la permanencia del tricolor en el Ejecutivo Federal. La pérdida de la Presidencia de la República en el año 2000 fue la consecuencia necesaria para la reorganización de la democracia mexicana y el redimensionamiento de las instituciones. La fortaleza del PRI como oposición fue que sus principales dirigentes no escucharon el canto de las sirenas y mantuvieron la marca pese a las voces que hablaban de su agotamiento.

Desde entonces las reyertas y las secuelas electorales a base de protestas han sido la constante. Hoy la democracia mexicana necesita con urgencia de nuevos elementos que la hagan más efectiva y menos caótica, de ahí que algunos estados hayan adecuado la fecha de sus procesos electorales acortando mandatos estatales y alargando algunos municipales, para coincidir con el calendario electoral de la mayor parte de los estados del país. Por eso el Consejo Rector del Pacto Por México analiza añadir a su propuesta de Reforma Política la posibilidad de homologar, a través de la figura de Jornada Nacional Electoral Única, las elecciones federales y locales en un solo domingo.

Eso no quiere decir que terminaríamos con las reyertas políticas a causa de los resultados, pero significaría un gran avance porque circunscribiríamos los debates, los conflictos poselectorales y la decisión de las autoridades, a unos cuantos meses cada tres años. Sería la gran oportunidad de concedernos espacios para la negociación de reformas trascendentes que propicien ese cambio que hemos postergado a causa de nuestras diferencias, y que dejamos incompleto con la reforma electoral del 2007. México se merece una nueva oportunidad que acompañe las decisiones de los votantes con una nueva oportunidad de amainar las diferencias y encontrar las coincidencias para edificar ese modelo de país que tanta falta nos hace. Si quienes toman las decisiones son capaces de ponerse de acuerdo, los beneficios serán tangibles a partir del primer domingo 2018 donde elegiríamos Presidente, Gobernadores, Senadores, Diputados Federales, locales y Presidentes Municipales, y tres años después, Diputados Federales y locales, además de Presidentes Municipales. Sería lo óptimo. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.