DESCHAMPSZASO A LA QUINA, EL ANIVERSARIO

sinpunto

Dicen por ahí que el que a hierro mata a hierro muere. Esa es una cita máxima de la sabiduría popular y quizá una lapidaria sentencia para muchos de los que pululan por la vida haciendo destrozos y acumulando rencores. No sé si en el caso del que me voy a ocupar se cumpla a cabalidad, pero sí sé que ha hecho tanto o más daño que su antecesor al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

También hay que decir que los grandes liderazgos sindicales en este país forman parte de esos mecanismos de control que se diseñaron a partir del establecimiento del actual sistema político mexicano, y sin los cuales este país estaría metido en permanentes conflictos.

El 10 de agosto de 1989 se dio una instrucción que habría de cumplirse a cabalidad y con la precisión que se requiere cuando de imponer la fuerza del estado se trata. Desde Chihuahua trasladaron el cadáver de un Ministerio Público para colocarlo en las puertas de la casa de Joaquín Hernández Galicia, mejor conocido como “La Quina”, en Ciudad Madero, zona conurbada con Tampico en Tamaulipas. El operativo fue encabezado por el Ejército Mexicano, utilizado como siempre por los presidentes para realizar el trabajo sucio cuando de obedecer órdenes se trata. La persecución contra el poderoso líder fue por haberse opuesto a las políticas de privatización del gobierno encabezado por Carlos Salinas de Gortari, quien presuntamente abanderaba el llamado “liberalismo social” que en realidad terminó siendo el inicio del neoliberalismo mexicano.

Dicen los que saben que de lo que se trató fue de castigar el hecho de que Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo copiosas votaciones en los lugares donde habitaban los miembros del Sindicato Petrolero. Previamente La Quina había dado muestras de su poder enviando un contingente de mujeres para que realizaran un “cacerolazo” durante la pasarela en que participó Salinas en la sede del Partido Revolucionario Institucional. Para Salinas La Quina había traicionado al sistema de poder que lo encumbró, y tenía que asumir las consecuencias. También caerían sus principales allegados, como fue el caso de Salvador Barragán Camacho, acusados de acopio de armas y asesinato en primer grado.

Nunca fueron acusados de corrupción, aunque la fortuna de La Quina se calculó en dos mil millones de pesos. Treinta funcionarios del Sindicato Petrolero fueron a parar a la cárcel, y la sentencia de La Quina fue de 35 años. Finalmente recibió la amnistía en 1997 durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León. Hoy el escenario es similar, y Carlos Romero Deschamps se ha encargado de que el Presidente Peña Nieto sepa que no se opondrá a nada de lo que decida realizar en torno a la reforma petrolera porque no quiere parar en la cárcel, y ha cuidado muy bien de que no aparezca alguien como él y lo traicione como él lo hizo con La Quina. ¿Habrá alguien que se atreva a jugar el papel que jugo Carlos Romero Deschamps? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.