LA IMPUNE IRRACIONALIDAD

sinpunto

Pareciera que el requisito indispensable para tener simpatía y empatía con las corrientes de la izquierda mexicana es acumular odio y causar daño a quienes no piensan de la misma forma. No sé a que se deba esa concepción, pero pareciera que sin decirlo de esa forma o consignarlo textualmente, tiene que ser la identidad de aquellos que se han encasillado en

una concepción arcaica de las reivindicaciones sociales fundamentadas en la destrucción del adversario como requisito indispensable para alcanzar el triunfo de los ideales. Mientras las ideologías contrarias a la izquierda hablan de integración, las izquierdas de reivindicación. Mientras la integración postula bienestar colectivo, es decir, beneficios para todos, la reivindicación presupone el aniquilamiento del adversario como la forma de alcanzar la dictadura de los trabajadores. Esto no es producto de la invención de este simple opinador, pues así reza uno de los principales lemas de ese socialismo trasnochado que para muchos sigue siendo credo.

Cuando una ideología postula el odio como producto de la distinción que debe prevalecer entre unos y otros, está sembrando la simiente de su propia destrucción. Un ejemplo de ello es la principal leyenda que portaron los presuntos líderes de la marcha del 2 de octubre, quienes al parecer nunca trascendieron su forma de concebir al mundo y siguen creyendo arcaicamente que representan un movimiento estudiantil que hace muchos años se convirtió en una simple referencia de los excesos de la fuerza pública. "Marcharemos cuando se nos dé la gana", señalaba la manta, y si eso resume la filosofía de quienes se afanaban por alcanzar un trozo de notoriedad en una disminuida y añeja concentración estudiantil. Debo colegir que la frustración se ha vuelto más importante que la reivindicación.

Si a ello sumamos la presencia no rechazada de esos grupos autodenominados anarquistas que todo quieren destruir y que lo único que están alcanzando es la destrucción de sus propias expectativas de vida y el poco bienestar de sus familias, porque al final del camino terminarán en la cárcel cuando sean incriminados, el círculo del odio se cierra. ¿Algún día se habrán detenido a pensar que los responsables de sus luchas de antaño ya no son los responsables de la conducción del destino actual, o quizá ya murieron? No creo que lo hayan hecho porque siguen viviendo en ese pasado de violencia y oposición a todo lo que huela a gobierno. Para decirlo de otra forma, las culpas del pasado siguen siendo la razón de la presunta lucha del presente, que ni es lucha ni es reivindicación y solamente produce odios en los afectados por sus excesos. El odio acumulado en el tiempo se acumula en el presente en quienes se ven afectados por sus movilizaciones.

El problema es que cada quien concibe su lucha como le enseñaron aquellos encargados de otorgarles formación política, si es que hay formación cuando no deformación. Las expresiones de la izquierda no pueden seguir cometiendo delitos en aras de una pretendida reivindicación clasista que solamente confronta y separa segmentos sociales. En lo personal, me parece que el camino de la reivindicación social y el impulso a los sectores desprotegidos de la población tiene que ser en el campo de la educación, y si ello quiere decir que hay que terminar con los cotos que hoy tienen y mantienen las expresiones gremiales y retrógradas del magisterio, que más que ayudar se han convertido en el principal valladar del avance social y la modernidad educativa.

 Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.