EL DESLINDE

sinpunto

En este tiempo en que los procesos delincuenciales se han arraigado tanto en el país, resulta difícil entender o al menos saber, quiénes de nuestros amigos están cometiendo o han cometido actos impropios, de esos que sancionan las leyes. Lo peor es que la sociedad, y sobre todo las juventudes de todas las latitudes, observan que para algunos

osados y ambiciosos resulta muy fácil hacerse de un peculio que les otorga estatus, vida de primer nivel, y hasta aceptación en las altas esferas de esta sociedad hipócrita que acepta la riqueza sin siquiera discernir acerca del origen.

Esos ejemplos son los que reciben nuestros hijos y que espero no sean los que reciban los hijos de mis hijos porque, de una u otra manera, esto puede seguir incidiendo en la degradación de nuestra sociedad, hipócrita pero que es la única que tenemos, como se dice por ahí, y seguirá siendo así hasta en tanto no logremos cambiarla y reeducarla. Los procesos de imitación son muchos y constantes en la mayor parte del país. Los malos ejemplos, cuando son exitosos, se convierten en aspiraciones de aquellos que se sienten agobiados por la maldita pobreza que no hemos podido erradicar. Eso es lo que reciben nuestras juventudes, ejemplos varios existen en todos los rincones de este atribulado país, y seguirán siendo modelos aspiracionales hasta en tanto decidamos que ha llegado la hora de acabar con la impunidad.

Cómo podemos reclamar a nuestros hijos que no aspiren a convertirse en exitosos defraudadores si tienen como ejemplo a sujetos como Ivan Peña Nader, que desde las filas de Juegos y Sorteos amasó una considerable fortuna y ahora es un exitoso empresario en el campo de los hidrocarburos. O aquel empresario casinero de Querétaro, de nombre Oscar Rodriguez Borgio, quien aparte de tener permisos alterados para sus centros de juego, se dedicó en los últimos años a vender, a través del Grupo Gasolinero México, el combustible que era sustraído por el crimen organizado de los ductos de la paraestatal más importante del país. O el señor recién ingresado a la prisión, de nombre Amado Yáñez Osuna, quien amasó una considerable fortuna desde el sexenio de Vicente Fox Quesada traficando con las influencias de los hijos de la señora Sahagún, continuando en el calderonato y que acaba de ser aprehendido por no pagar cuotas de los trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social, cuando tiene rubros más graves por los que no ha sido molestado ni con el pétalo de un citatorio del Ministerio Público.

Los políticos no escapan a esa tentación. Ángel Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero, sabía muy bien en donde andaba cuando consintió que José Luis Abarca fuera candidato del PRD en la alcaldía de Iguala de la Independencia. El tiempo pondría a cada quien en su lugar, uno en el cuestionamiento popular y otro en la proscripción. Bien harían los dueños del PRD, esos a los que se denomina Los Cuchos, en discernir el grave mal que hicieron al país y los innumerables problemas que causaron al asociarse con la delincuencia organizada. Las marchas multitudinarias de ayer tienen mucha razón, pero también debe el Estado mexicano tener mucho cuidado con quienes han infiltrado los movimientos estudiantiles en diversas partes del país para evitar que nos provoquen esa violencia de la que esperan sacar raja. Aquellos que ahora se deslindan son los principales culpables. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.