Recuperar a la Pequeña

SINGLADURA

Un trabajo paciente, a ratos frustrante y repleto de incógnitas viene acometiendo hace casi tres años un grupo de dirigentes y ex dirigentes de la organización conocida en el ámbito agropecuario y oficial como la pequeña propiedad, un título emblemático para millones de productores del campo mexicano y –por qué no decirlo-

expresivo del cariño a esta organización.

La prolongada faena acometida, exasperante en otras ocasiones debido particularmente a la maraña de intereses aviesos y también por la desidia de muchos funcionarios del sector agropecuario del país, ha resultado igualmente difícil, ardua, porque  tiene el propósito elevado de reconstruir casi desde sus cimientos una organización que por más de seis décadas fue clave para el país, pero que casi mató la ex diputada priista María Esther Terán Velázquez.

Y es que la ambición desmedida por el poder y más aún por los pingües fondos públicos canalizados hacia la también llamada Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR) hicieron que  Terán Velázquez prácticamente dejara en escombros a esta organización, fundada en 1946 con el propósito de impulsar a los legítimos productores rurales del país.

De hecho, los fondos de los que se enamoró Terán Velázquez provienen de SAGARPA, Financiera Rural y de los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (Fira). Del uso y destino de esos fondos se espera que Terán Velázquez de cuenta en su oportunidad.

No es ocioso hacer un poco de historia sobre el virtual desmantelamiento de la pequeña propiedad, obra casi lograda por Terán Velázquez.

Desde el primer trimestre del 2015 la Pequeña entró en una crisis interna por la negativa de su presidenta de facto a cumplir los estatutos de esta organización, que reivindica una membresía de 2.5 millones de propietarios y la producción del 70 por ciento de los alimentos que se consumen en México.

En 2015 decenas de propietarios rurales y dirigentes de varios estados tomaron la sede nacional de la pequeña, encabezados por el ex senador zacatecano, José Bonilla Robles, el presidente interino, Federico Sánchez Reyes y la mayoría de las federaciones y uniones de los estados, que desconocieron a Terán Velázquez, por usurpación del cargo y saqueo.

En marzo de 2015 los agremiados de la Pequeña hicieron publicar una carta abierta a la atención del presidente Enrique Peña Nieto para pedirle su apoyo a fin de que instruyera a las instituciones responsables del agro nacional a atender la apremiante problemática del campo mexicano y de la organización.

En esa carta de marzo acusaron a Terán Velázquez de incurrir en actos “eventualmente punibles al apoderarse del patrimonio de la agrupación, incluyendo la sede con sus bienes y violentar los estatutos que la rigen hace décadas para convertirse en una dirigente de facto, reacia a la democracia interna”.

Nunca en la historia de esta organización, que tuvo tiempos de esplendor bajo las conducciones de dirigentes como Salomón Faz Sánchez, Jesús González Gortázar y José Bonilla Robles, se había visto que una “dirigencia” asumiera en la calle, tomada además por policías, agentes de fuerza de tarea y algunos esbirros, éstos últimos atrincherados en la sede de la CNPR en el 412 de la avenida

Chapultepec de esta ciudad el último viernes de enero.

De hecho, Faz Sánchez, Bonilla Robles y el presidente interino de la CNPR, Federico Sánchez Reyes, calificaron a la unción del junior Orihuela Estefan, como una payasada y una traición a los genuinos productores del país.

En esas circunstancias se está, pero se prevé que al fin haya justicia y se devuelvan la honorabilidad y el prestigio de una organización que merece mejor destino. Ojalá.

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