México-Caracas

SINGLADURA

Bueno, no creo que deba esperarse más. La mesa está puesta para un rompimiento diplomático entre México y Venezuela. ¿Por qué? Un presidente no puede ni debe llamar “cobarde” a otro, no al menos públicamente. Nicolás Maduro se fue hasta la cocina y pasó de la crítica a un gobierno, en este caso el mexicano, al ataque personal, frontal, directo. Llamó “cobarde” al presidente mexicano Enrique Peña Nieto.

Así, directo, sin ambages. No fue una filtración, un señalamiento, un trascendido. No. Fue un ataque personal, público y directo. ¿A Peña Nieto? No. Al presidente de México, guste o no. El epíteto golpea, vulnera y lesiona al representante del poder Ejecutivo de México y en consecuencia a todos los mexicanos. Esto al margen de filias y fobias, simpatías o antipatías.  Peña Nieto, nos guste o no, ese ya es otro cantar, representa a todos y cada uno de los mexicanos como cabeza del Poder Ejecutivo, uno de los tres poderes de la unión.

Maduro, un barbaján que hace trizas a Venezuela, rompió de hecho y con sus palabras, las relaciones diplomáticas con México al perder todas las formas del arte de las relaciones internacionales. México y el gobierno que lo representa no puede aceptarlo ni tolerarlo. Si lo consiente, dará un paso más para el descrédito nacional.

Maduro no sólo tildó de “cobarde” a Peña Nieto, quien ostenta la investidura presidencial del país. También lo llamó “empleado maltratado” y, peor aún, “abusado” por el mandatario estadunidense Donald Trump.

Más todavía, lo minimizó frente a prohombres mexicanos como Emiliano Zapata, Francisco Villa y aún Lázaro Cárdenas.

¿Hace falta más? El gobierno mexicano debe reaccionar, al menos una vez frente al déspota venezolano que hoy se refugia en el Palacio de Miraflores e ignora y desdeña al 50 por ciento de los venezolanos conforme los resultados de las dos últimas elecciones en torno a la propuesta madurista de lanzar una asamblea constituyente.

¿Serían demasiadas las pérdidas materiales para México de un rompimiento diplomático con Venezuela? Es lo de menos. Déjese de hablar y/o negociar con un sátrapa como Maduro, quien debe aprender una lección: aún en el disenso, la diferencia y la controversia, debe imperar el respeto. No hacerlo significa el fin obligado de toda relación posible.

Peña Nieto debe instruir y dar la orden a su canciller de abrir un paréntesis en la relación bilateral entre México y Venezuela. Si el canciller Luis Videgaray es omiso, valiente canciller!

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