La economía

SINGLADURA

En el ajetreo prelectoral que registra el país, con obuses entre los candidatos que se preparan para lanzarse a fondo en un fango de obscenidades de todo tipo, las primeras proferidas por Ricardo Anaya, aunque ya reivindicadas para descargo del candidato azul-amarillo por el llamado “Jefe” Diego, se acaban de emitir voces de alerta preocupantes sobre el estado de la economía nacional.

Al margen del grotesco panorama político del país, que escalará seguramente debido a que se trata en realidad de una guerra total por el poder y sus jugosas canonjías, el Banco de México acaba de pintar un escenario que bien conoce la mayoría de los mexicanos, pero que al menos llama la atención porque lo desvela nada menos que el ente emisor del país. Desconozco sin embargo si en realidad fue un arrebato de sinceridad y honestidad o, un nuevo intento de enturbiar aún más el ambiente con el temor de un desastre económico.

Sea como se guste, el hecho es que el ente emisor, comandado por Alejandro Díaz de León Carrillo, ha vuelto a llamar la atención sobre la fragilidad económica del país. Y llama la atención que así se diga cuando todos estos años se nos ha insistido en que la economía mexicana se encuentra “blindada” para soportar prácticamente cualquier embate interno y aún externo.

¿Y entonces? Se pregunta uno.

Cómo es que el Banco de México advierta de una situación económica de “riesgos a corto y mediano plazo””.

Díaz de León nos alerta del peligro de una mayor devaluación monetaria. La asocia con el peligro del fracaso de la renegociación del Tlcn. Pero si la devaluación del peso ya se dio. ¿Está hablando de otra? ¿O acaso ya se olvidó del tipo de cambio que regía al inicio de la actual administración contra el vigente?

De igual forma alerta sobre el peligro de la volatilidad electoral por el próximo proceso comicial del país. ¿Y entonces? ¿Reconocemos acaso que las instituciones del país son endebles y carecen de garantías? ¿Cuál es el interés real del Banco de México al prevenir estos riesgos? ¿Se apuesta al miedo? ¿O como decimos coloquialmente se están amarrando el dedo antes de cortarlo?

Advierte el titular el banco central que la inflación es otro venablo en el panorama mexicano. Al menos en este campo no pueden atribuirlo a la enorme masa laboral del país, sujeta hace años a los topes para impedir un nuevo brote inflacionario, según argumentan los capitanes de la IP y el gobierno, claro. Si, en cambio, es absolutamente una consecuencia de la permanente alza de precios en bienes y servicios, decretada y convenida por el gobierno de turno dizque para no perder competitividad.

Como consecuencia de esto, el gobernador del Banco de México pronostica un crecimiento económico del 2 al 3 por ciento este año y hasta del 3,2 por ciento en 2019. Tasas ambas sumamente precarias como sabemos para comenzar la ruta del crecimiento real, tan prometida a lo largo de tanto tiempo a los mexicanos.

De las eventuales nuevas plazas laborales, se prevé un máximo de poco menos de 800 mil, entre este y el año próximo. ¿Suficientes? Nada de eso.

En resumen, nos asomamos a un panorama económico mediocre, tanto que ya de por sí da miedo.

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