Matar a niños y jóvenes

Singladura

A los estudiantes de cine Salomón Aceves Gastélum (25), Daniel Díaz (20) y Marco Ávalos (20) los secuestraron, luego los torturaron y los mataron. Pero la historia

siguió. Los cadáveres de los tres jóvenes en Jalisco fueron disueltos en ácido. ¿Grave? ¡Gravísimo! Y sin embargo, no es la vez primera que se asesina, se tortura y se desaparece a jóvenes y niños de México.
En septiembre de hace cuatro años, si cuatro años, fueron desaparecidos 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Cuatro años después de tan ominosos hechos, los 43 siguen desaparecidos. “La verdad histórica” sobre el trágico episodio que planteó a manera de explicación el ex procurador y ex gobernador hidalguense, Jesús Murillo Karam, naufragó. Pero semejante hecho barbárico tampoco fue el único.
En enero de 2010, cuando el esposo de Margarita Zavala –hoy cínica candidata presidencial- “gobernaba” con el Ejército en las calles del país, fueron asesinados 15 muchachos en Ciudad Juárez, Chihuahua. La matanza aún se recuerda como la masacre de Villas de Salvárcar.
El tal Felipe Calderón (Fecal) atribuyó los hechos mientras se encontraba de visita en Japón a un ajuste de cuentas entre miembros de bandas del narcotráfico. Eso dijo. La madre de dos jóvenes asesinados en esa masacre increpó al entonces ocupante de Los Pinos –esposo, insisto, de la dizque candidata independiente que dice ahora defenderá a las familias del país- y le dijo:
“Les dijeron pandilleros a mis hijos. Es mentira. Uno estaba en la prepa y el otro en la universidad, y no tenían tiempo para andar en la calle. Ellos estudiaban y trabajaban. Y lo que quiero es justicia. Le apuesto que si hubiera sido uno de sus hijos, usted se habría metido hasta debajo de las piedras y hubiera buscado al asesino, pero como no tengo los recursos, no lo puedo buscar”.
Calderón no tuvo más remedio que ofrecer sus sentidas disculpas por semejante error, peor aún por la responsabilidad ejecutiva que ostentaba. Pero no ha sido todo.
Antes, y en un hecho que todavía despierta dudas e interrogantes graves sobre hechos de corrupción, complicidad e impunidad al más alto nivel gubernamental, casi un medio centenar de niños, niños, murió quemado en la guardería ABC de Sonora. Más de un centenar de pequeñines resultó quemado en estos siniestros hechos de 2009.
Al igual que los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, los deudos de los niños de la ABC, siguen protestando y exigiendo la verdad sobre los hechos que costaron las vidas de sus hijos. Ahora se suman por estos días, las protestas por los crueles asesinatos de los tres jóvenes estudiantes de cine en Jalisco.
Más todavía: una nota periodística la víspera dio cuenta de la desaparición de otros seis jóvenes, cinco de ellos oriundos de Tlaxcala y uno más de Oaxaca. Autoridades tratan de determinar si dos vehículos calcinados están relacionados con el grupo juvenil. Pésima noticia que aterroriza a nosotros, ciudadanos normales, no así a quienes dicen que gobiernan y a quienes quieren sucederlos. ¿Para qué?
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