Frente al alguacil

SINGLADURA  
El gobierno de López Obrador no la tiene fácil ante su colega, Donald Trump,
el “alguacil más implacable” hoy día de Estados Unidos, y menos cuando éste ya inició su campaña para un segundo periodo de cuatro años en la Casa Blanca. Si Trump los gana, casi como se da por descontado, serán los cuatro años más difíciles en la historia contemporánea de México y casi imposibles para López Obrador.
El despliegue el último fin de semana de unos 6.000 miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur de México, como parte de los acuerdos con Estados Unidos para impedir los aranceles escalonados a las exportaciones mexicanas a partir del 10 de junio, comenzó en medio de una atmósfera de miedo e incertidumbre entre miles de migrantes, que temen convertirse en blanco de todo tipo de vejámenes, incluyendo los oficiales ante el reto de la tarea.
La Guardia Nacional (GN), un cuerpo integrado con miembros del Ejército, la Marina y la Policía Federal, comenzó recorridos por puntos a lo largo de la frontera con Guatemala y el norte del estado de Chiapas.
En esos recorridos se juega la suerte del acuerdo alcanzado por el súper canciller Marcelo Ebrard, quien deberá rendir cuentas antes de 45 días al señor Trump, colocado sin exageración alguna en una especie de sheriff supranacional de México, al estilo del lamentable Joe Arpaio, autoproclamado éste en Arizona como “el sheriff más implacable de Estados Unidos”. No hay exageración alguna, insisto.
Desde 2011, México despenalizó la migración y la dejó de considerar un delito para convertirla en una falta administrativa, pero en 2014 con la aplicación del Plan Frontera Sur del expresidente Enrique Peña Nieto, sobrevino una política de mano dura en la materia.
López Obrador prometió al inicio de su gobierno una estrategia de "puertas abiertas" a la migración, -un error que podría pagarse demasiado caro- pero en mayo último comenzaron las redadas contra quienes anunciaban nuevas caravanas, en un intento por contrarrestar a las organizaciones criminales y las extorsiones de los agentes migratorios.
Los flujos de inmigrantes en mayo último rebasaron en número los 130 mil en la frontera con Estados Unidos y diversas estimaciones anticiparon que podrían llegar hasta los 200 mil, una cifra que desarticuló todos los sistemas de vigilancia, servicios y capacidad jurídica de Estados Unidos y que llevó a Trump a poner el grito en el cielo y lanzar una severa amenaza contra México y su gobierno con todo y sus 30 millones de votos.
No hay capacidad de Estados Unidos para lidiar con un flujo semejante de migrantes ansiosos, desesperados y dispuestos a mucho. Tampoco México tiene manera de atender este éxodo en su territorio, ni siquiera con muchos más 001 Presidente Morelos.
En la frontera sur de México se están creando, si no es que ya existen, las condiciones para un denominado “melting pot”, típico de los Estados Unidos. El tema es potencialmente delicado.
México se comprometió a acoger a entre 50.000 y 90.000 migrantes que se encuentran en Estados Unidos en espera de asilo, bajo un esquema parecido al "Tercer País Seguro", que Guatemala insiste por ahora en rechazar.
Este jueves, López Obrador se reunirá con su colega salvadoreño, Nayib Bukele, en Tapachula, Chiapas.
El presidente mexicano dijo que ambos examinarán el Plan de Desarrollo para Centroamérica, que adopta el enfoque de derechos humanos en la política migratoria y coloca la seguridad en el empleo, educación, protección social y medios al centro.
Hace falta mucho más que esto para aminorar la furia de Trump, el alguacil más implacable de Estados Unidos.
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@RobertoCienfue1