¿Y la justicia, apá?

Viene ahora el tiempo de los dimes y diretes, del yo no fui, del sí tu fuiste, del a mí que me esculquen, del yo no sé nada, del soy inocente, o del todo es parte de un complot, del todo se reduce a una vendetta o simple y llanamente a una vulgar persecución en busca de una urgente resurrección. ¿Y la justicia, apá? Bien, gracias. Otra vez será.

 El proceso al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, cuyo trato judicial hasta ahora evoca nada menos que al extinto Príncipe de la canción a partir de que fue traído de España a México nada menos que un vuelo privado, ya se politizó irremediable o deliberadamente. Es una lástima que el caso, presuntamente el más emblemático de corrupción política en México, luzca al menos en este momento más como un ardid con claras intenciones y propósitos políticos en momentos de urgencia nacional que un ejemplo de absoluta pulcritud procesal, que sería lo deseable y más aún lo exigible en un momento crítico del país, y al que se prometió un cambio verdadero.

Pero en circunstancias de elevada complejidad se han desatado otra vez los demonios de la política, que danzan emocionados por las revelaciones de Lozoya. “Un asunto de Estado”, lo denominó el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, quien pidió a viva voz en cuello en Palacio Nacional que se difunda el caso por todos los medios posibles con el argumento de que el pueblo mexicano debe conocer cómo operaban sus gobernantes para hacerse de fortunas millonarias. Se intuye claro que eso fue antes, que ahora ya no es igual y que todos, absolutamente todos los funcionarios y responsables de la 4T, son absolutamente impecables, inmaculados, pero sobre todo incapaces de despojar de un solo peso al pueblo bueno, noble y pobre de México.

Dijo más el presidente de México. Contó que interrumpió la lectura de la denuncia de Lozoya para ahorrarse “pesadillas”. Quizá se las reservó para el fin de semana. Invitó a “hacer una historieta” del caso, otra vez el más emblemático de la corrupción que su gobierno está barriendo desde lo más alto del Palacio Nacional y con una escoba mayor. ¿Una historieta? ¿De eso trata el caso? Aclaró que esos episodios sólo serían narrados una vez que concluya el proceso completo. Espléndido aun y cuando haya que esperar para conocer la trama completa de la historieta como la llama y anticipa el presidente.

“Estoy haciendo cuentas porque es mucho dinero el que se utilizó para entregar mordidas”, añadió el Jefe del Estado mexicano durante la rueda de prensa mañanera de la víspera, en la que consumió al menos una hora para dar a conocer sus impresiones del mayor escándalo de corrupción nacional que involucraría al menos a los dos gobiernos que antecedieron al lopezobradorismo.

Pero el presidente ya puso en claro que fue mucho dinero el utilizado “para entregar mordidas” a figuras clave de los gobiernos pasados, incluyendo a los mismísimos ex presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, así que eso debería ser bastante o al menos suficiente para ahorrarnos el tiempo que consumirá el proceso judicial en curso.

Preceptos básicos del derecho constitucional prevén el acatamiento de normas tan esenciales como la presunción de inocencia, el acopio y la presentación de pruebas o evidencias, la comparecencia de los acusados, el descargo de señalamientos, el enlistado y procesamiento de delitos, el papel de fiscales, todo ello como parte de un juicio o juicios que debieran resultar y conducirse de manera impecable, imparcial y seria por su impacto y trascendencia en la vida pública del país.

Es claro que en una circunstancia nacional tan grave como la que atravesamos por problemas críticos como la pandemia, la precariedad y elevada vulnerabilidad económica, el auge de la criminalidad y una debilitada institucionalidad, por no mencionar el agudo encono entre amplios sectores del país, resulta desaconsejable aguijonear los demonios de la política y sacrificar el deber de la justicia. El riesgo es demasiado alto, aún para políticos de calado profundo.

This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
@RobertoCienfue1