Vayamos a votar

Se acerca la fecha del seis de junio, cuando unos 94 millones de ciudadanos mexicanos deberemos acudir a las urnas para determinar a las y los candidatos que asumirán cada uno de los casi 21 mil cargos a disputarse en esta contienda comicial, considerada clave para el país en primer lugar y en seguida para definir la segunda y última parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

 Destacan en esta elección una serie de factores críticos que por un lado harán mucho más interesante la jornada del primer domingo de junio y que por lo mismo hacen previsible una afluencia a las casillas mucho más alta de la que históricamente han concitado los llamados comicios de medio término.
Ese primer domingo del sexto mes del año se definirán 15 gubernaturas. También se renovará la totalidad de la cámara de diputados a nivel federal, compuesta a la fecha por 50.4 por ciento de diputados de Morena, 15.4 por ciento por diputados del PAN, 9,6 por ciento del PRI, 9.2 por ciento del PT, 5.4 por ciento de Movimiento Ciudadano, 4-8 por ciento del Partido Encuentro Social, 2.4 por ciento del PRD Y 2.2 por ciento del PVEM.
De igual forma se renovarán los congresos locales de 30 estados, entre ellos el de la Ciudad de México -66 asientos- y el Estado de México, éste último el estado con el padrón electoral más grande del país.
Se añade la renovación de 1.926 presidencias municipales de las casi 2.500 del país en 29 estados y las 16 alcaldías de la capital mexicana, más 166 concejalías.
En estas elecciones se ha dispuesto la instalación de 163 mil casillas y 1.4 millones de ciudadanos habrán de trabajar de manera directa a fin de garantizar la operatividad del proceso comicial al desempeñarse como funcionarios de casilla.
Este es en general el mapa político que habrá de redefinirse el domingo seis de junio. Se trata, claro, de un reto formidable de organización y participación ciudadana, más aún en medio todavía de la pandemia por el coronavirus que persiste, si bien atenuada parcialmente gracias a la vacunación y, también hay que reconocerlo, al papel de una mayoría ciudadana que por diversas causas, motivos y razones o simplemente por temor, ha decidido tomar acción para aminorar los riesgos de contagio y enfermedad por la Covid-19. Esto aún cuando también persista un segmento de ciudadanas y ciudadanos indolentes, ignorantes y aún valemadristas que siguen de espaldas al peligro que representa una enfermedad que en México se llevó ya más de 200 mil vidas, según cifras oficiales, pero que según otras fuentes, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS) podrían fácilmente multiplicarse por tres veces más. Es probable sin embargo que la cifra real de muertes por la Covid-19 tarde más tiempo en conocerse, pero de cualquier forma se sabe que México ha pagado una factura, entre las primeras cuatro del mundo por lo menos, que nunca debió resultar tan catastrófica si por ejemplo gobernantes y gobernados nos hubiéramos tomado seriamente el tamaño del reto y la gravedad de la circunstancia. En fin, esa ya es otra historia.
Hay en estos momentos otra historia que estamos por escribir el domingo seis de junio. Y en ella debemos concentrarnos especialmente por la circunstancia que vive cada mexicano, cada familia, sector, actor, institución, en fin, que cada persona ciudadana atraviesa justo ahora.
Cada uno de quienes iremos a votar tenemos como telón de fondo una realidad particular, una experiencia singular, una expectativa propia y, por supuesto, una valoración necesariamente subjetiva de lo que es hoy México en especial.
Trasladamos esta experiencia propia a la valoración y calificación que tenemos del gobierno en turno. Cada una de las opiniones que tengamos sobre la gestión gubernamental en curso es válida y deberíamos aprender a mirar esto con respeto, tolerancia y amplitud.
En vísperas de las elecciones no será éste el espacio para repudiar, satanizar, estigmatizar o vilipendiar a quien sea que piense en que el de AMLO es el mejor gobierno elegido por una mayoría de conciudadanos. Tampoco será este espacio uno dedicado a ensalzar a quienes sostienen y/o consideran que tenemos al peor gobierno en la historia de México, y aún el más peligroso.
Destinaré este espacio esta vez para llamar al voto, así éste no sea obligatorio en México, quizá precisamente por ello. Es tiempo de que todos los ciudadanos de este país acudamos a las urnas y hagamos nuestra parte. Es tiempo de que asumamos la responsabilidad que tenemos como votantes. Equivocados o no en nuestras opiniones, consideraciones o calidad informativa y analítica, cumplamos nuestro deber de sufragar y respetemos al diferente, al otro. Eso es lo primero.

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@RoCienfuegos1