Los datos del CONEVAL

Lejos, muy lejos de alegrarnos porque pudiera servir para criticar, denostar y otras actitudes y/o conductas perniciosas para el país, es tiempo de preocuparnos, todos, como país. El gobierno también debería admitir y asumir su cuota de responsabilidad, impedir citar “otros datos” y desdeñar,

burlarse o aún considerar que se trata de una nueva embestida en su contra, ante los datos duros que hablan de un avance de la pobreza en México en el periodo 2018-2020. Ojalá tampoco se interprete el periodo de referencia como el propósito, avieso, claro, para hacer notar la coincidencia con los dos primeros años del gobierno de turno, que tiende muy desafortunadamente a descalificar, rechazar y desatender cualquier apunte, dato o comentario que considere adverso para su causa, la causa de la 4T, aún en contra de toda evidencia, y erigida en todo su tiempo como infalible, honesta, congruente y súmele la calidad, siempre elevadísima, de su instrumentación, así haya pruebas contundentes de que al menos algo anda mal en el país.

Asumir la realidad es el primer deber de todos, incluyendo y en primer lugar, el gobierno como responsable en primer término de la conducción nacional a partir de los recursos de todo tipo al alcance de su mano. También, responsable del diseño, consenso y ejecución de las políticas públicas. De eso trata cualquier gobierno, aquí y en China. Así que los datos revelados la víspera por el Coneval sobre la pobreza y pobreza extrema en México deben llamar a la reflexión, al análisis y sobre todo al reencauzamiento de las políticas públicas a las que haya lugar. Esta es y debe ser la primera tarea de un gobierno que como el actual reivindica la política denominada “Primero los pobres”, a la que nadie, ni siquiera la oposición política, debería oponerse, rechazar o descalificar. Después de todo, los mexicanos no deberíamos ser rehenes de un gobierno y tampoco de la oposición. Los resultados deberían contar antes que la descalificación sistemática del otro, del adversario, como parte de una guerra perenne por el poder que está dañando al país.

El gobierno debería, al menos esta vez, darse cuenta y asumir que algo marcha mal, muy mal en México luego de dos años de privilegiar esa política doctrinaria que según los datos del Coneval, no ha mejorado la situación de los pobres. Por el contrario, y según esos datos, medidos y constatados, la pobreza está avanzando e imponiendo su crudeza a muchas familias del país, que ni siquiera con los programas sociales en curso, y las cifras millonarias de las remesas han podido enfrentar la dureza de su sobrevivencia cotidiana, algo lacerante no sólo para ellos, sino que debiera dolernos a todos los mexicanos.

Algo, lo mejor que pueda, debe emprender el gobierno de México para contrarrestar el progreso de la pobreza. Es tiempo de que revise sus políticas a la luz de los resultados que lastiman y hunden en la desesperación cotidiana, más que al gobierno, a millones de personas en este país. Que la oposición tampoco de brincos de júbilo porque las cosas empeoran. También la oposición debe construir o al menos imaginar algo en favor de los pobres, en números crecientes, de este país, y no reducirse a festejar el fracaso gubernamental.

Los datos aportados por el Coneval en la víspera deben alarmarnos porque confirman en primer lugar la crueldad de la pobreza que flagela a millones de compatriotas en forma cotidiana. Es tiempo de impedir un escalamiento del sufrimiento humano que implica la pobreza y eludir el elogio de ésta, y eso nos debería comprometer a todos, blancos, rojos, amarillos, negros, azules o naranjas. No hacerlo será simple y sencillamente inhumano, pero sobre todo peligroso para la viabilidad de este país.

Ningún mexicano debería estar pasando por las situaciones que informa el Coneval. México puede y debe superar el drama de la pobreza aguda.

Los datos presentados este jueves sobre la situación de pobreza en México revelan que el número de personas en esa situación pasó de 51.9 a 55.7 millones entre 2018 y 2020, un repunte de 3.8 millones, según el Coneval.

Otros datos indican que la carencia social que tuvo un mayor repunte fue la de acceso de servicios de salud pues el número de personas en esta situación pasó de 20.1 millones a 35.7 de personas, es decir, 15.6 millones de mexicanos más. El porcentaje en este renglón creció de 16.2% a 28.2% de 2018 a 2020.

La carencia por seguridad social registra la mayor incidencia al presentarse en 52% de la población, o 66 de los 126 millones de mexicanos.

Añada que un total de 19 estados de los 32 del país presentaron un aumento de la población en situación de pobreza aunque sólo en ocho el cambio fue

estadísticamente significativo.

Frente a estos datos duros, dramáticos y reveladores, me pregunto si el gobierno tendrá la humildad para admitir al menos parte de responsabilidad en ellos, si está dispuesto a emprender los ajustes o cambios requeridos y si, al mismo tiempo, la oposición resulta capaz de proponer y contribuir para que estos datos sean menos duros en un tiempo perentorio, y si el resto de los mexicanos, divididos como pocas veces en las últimas décadas, seremos capaces de suprimir los obuses de la burla, el desprestigio y la reivindicación de un triunfo faccioso para en su lugar emprender acciones que modifiquen esta terca y peligrosa realidad que deja a millones de mexicanos en una situación francamente inhumana.

Un apunte final: no se utilice la pandemia como el argumento clave para justificar este drama de la pobreza porque entonces sí tendremos que aceptar el razonamiento de que nos cayó como anillo al dedo. No.

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@RoCienfuegos1