Vacunas y Austeridad

A ver, me pregunto por qué el gobierno de la Cuarta Transformación insiste en desdeñar la importancia de la salud

de los mexicanos. Explico. Usted disculpe que esta vez lo haga con un testimonio personal. En enero de este año y tras una noche de insomnio feroz, visité una clínica médica del IMSS con el propósito de solicitar un diagnóstico de COVID. Claro, ante la sospecha de que el salvaje virus había anidado en mí. Junto con mi esposa, también muy sospechosa de padecer los efectos de ese virus, nos acercamos hasta la clínica. Para fortuna nuestra, el virus nos llegó en un momento y circunstancia distintos a las que hicieron estragos en México los primeros meses del 2020.

Por supuesto que nunca hicimos caso de usar “el detente” propuesto como una protección por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Quizá por eso nos dio COVID. Y aunque él dijo que no mentir, no robar y no traicionar ayudan a que no dé coronavirus, pues en su caso no le bastó porque como sabemos dos veces sufrió la canija enfermedad, que en México dejó una cauda de muerte y desolación, con números que rebasan las 700 mil muertes, aun y cuando una inmensa mayoría de mexicanos profesa la fe del catolicismo.

Vuelvo al tema. Confirmada la presencia del virus, sólo quedó refugiarse en casa y atender las indicaciones médicas, que debo decir fueron atinadas y bastaron para que en unos días estuviéramos fuera de riesgo alguno.

Pero lo que llamó la atención es que en varios pabellones dispuestos ex profeso en las instalaciones de la clínica del IMSS, se ofrecía ya entonces la vacuna Abdala, si, la cubana. Aun con la ayuda de altavoces, personal sanitario llamaba a vacunarse para prevenir el Covid-19. Cero, ninguna de las personas presentes allí atendía la invitación para vacunarse con Abdala. Los comentarios eran negativos para ese presunto antídoto.

Ahora, que el gobierno acaba de anunciar que en octubre próximo comenzará a aplicar las vacunas Abdala y la rusa Sputnik V, dudo mucho que la mayoría de los mexicanos esté dispuesta a someterse a estas dosis.

Ambas están descartadas por la Organización Mundial de la Salud, y tampoco se les conoce efectividad alguna contra las muy probables nuevas cepas, que se está alertando han comenzado a propalarse.

Todo hace indicar que el gobierno de la austeridad, una bastante mal concebida, por cierto, optará por ahorrarse los fondos que destinaron antes -hoy sujetos a la secrecía- para adquirir vacunas de firmas trasnacionales poderosas como Pfizer-BioNTech, Cansino, COVAX, AstraZeneca, Sputnik V, Sinovac, Janssen y Moderna.

De hecho, esto lo alertó ya en declaraciones a Milenio el infectólogo Francisco Moreno Sánchez, quien no encuentra explicación científica alguna para que el gobierno esté dispuesto a usar vacunas como las arriba mencionadas que carecen de la aprobación de la OMS y de una actualización, así se mantenga el argumento de que son efectivas. Moreno Sánchez dijo que la única explicación para el uso de estos presuntos antídotos es política y no científica. Así que sobre advertencia no hay engaño. Al menos vi en el Imss el absoluto desdén de los derechohabientes a tomar Abdala. De la vacuna Patria ni hablar. Anda atrasada.

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1