Escuchar a Lennon a 39 años, es aún una responsabilidad.

Seguir escuchando a John Lennon, después de 39 años de haber sido asesinado, sigue siendo una muy buena

 recomendación, su influencia ha sido considerada como global, sus melodías han traspasado generaciones, todos lo conocemos y en muchos casos nos ha inspirado para generar un ambiente de concordia.
De su vida, se ha escrito tanto que se conoce todo, hay cientos de investigaciones sobre él, hay muchísimas biografías que hablan de cómo fue armando la banda más conocida de la historia – The Beatles-, su vida personal, su influencia con el movimiento hippie, sus luchas sociales. Se ha analizado cada detalle de su obra musical, se ha inmortalizado su imagen en muchísimos museos; en todo el mundo aún reconocemos el valor de su trascendencia y la valía de sus conceptos en la cultura universal.
Este extraordinario compositor, nacido en Inglaterra en medio de la Segunda Guerra Mundial, nos invitó a visualizar a nuestro entorno con una responsabilidad social, con un compromiso humanitario, sin divisiones en donde motiva a imaginar a un mundo hermanado, respetando a cada uno en sus creencias, sin imponer, entendiendo las diferencias, no separando porque respetaba y aclamaba el poder de la gente, sin manipulaciones populistas que solo engrandece el ego, nos enseñó el camino para combatir las verdades absolutas, abanderando en todo momento la libertad de expresión, como un valor supremo.
Desde su época con los Beatles tuvo muy claro su papel en la sociedad, sabía que era una influencia y la responsabilidad que eso implica, no deseo ningún espacio institucionalizado en la vida política (regresó a la Reina Isabel su título nobiliario); sin embargo, en sus canciones invitó a una reflexión de los temas que más lastimaban en el concierto internacional, con datos duros, con responsabilidad, sin dobles discursos, consciente de que la población mundial esperaba un futuro mejor.
Lennon plasmó en sus canciones temas como la paz y el amor, siempre estas dos palabras las utilizó con toda responsabilidad, nunca ironizó con ellas, de ahí la solidez de su mensaje que se expandía en una sociedad violentada por los estragos de la guerra de Vietnam y las tensiones políticas generados por la guerra fría. En general, era un mundo especialmente debilitado, con muchísimos temas aplazados y se tenían que dar respuestas valientes y sin demagogia para salir adelante. El racismo, la igualdad de género, la falta de respeto a la democracia, entre otros, fueron conceptos que se inmortalizaron en sus melodias y que se extendió al tomar las calles con responsabilidad para obtener el bien común, erradicando las respuestas soberbias del poder como absolutas.
La importancia de la primera infancia, fue un tema que reconocemos en él como un amoroso protector, siempre cuidando al “Beautiful Boy”, de ese monstruo nocturno, que se podría entender como el miedo, desterrándolo de la vida del niño con cariño, con cuidados y con atención.
Del amor es fácil recordar la canción “All You Need is Love”, un rock psicodélico, con una letra muy acorde con la ideología política de los jóvenes en aquella época, el mensaje fue conocido de forma instantánea en todo el globo terráqueo al ser interpretado en vivo, por primera vez, en la transmisión satelital Our World alcanzando una audiencia de 400 millones en 1967. Siempre supo, este autor londinense, cómo exponer su misión en cada rincón del mundo, de manera vanguardista, estando presente en muchísimos países, viendo hacia el futuro, sin buscar revancha del pasado, la responsabilidad social es del presente y del entusiasmo de ser parte de la construcción de un mejor lugar para vivir. Este genio musical, sabía perfectamente cuál era su papel histórico: “Mi rol en la sociedad o el de cualquier artista o poeta es intentar y expresar lo que sentimos. No decir a la gente como tiene que sentirse. No como un predicador, no como un líder, sino como un reflejo de todos nosotros”.
Se tiene un par de historias sobre la visita que hiciera este excéntrico cantante a México, en busca de los “Niños Santos”, como llamaban a los hongos alucinógenos; la primera se dice que en 1969, durante el verano junto con George Harrison viajaron para conocer a María Sabina, pero al estar indispuesta ésta realizaron esta experiencia con la chamana Josefina Terán, sufriendo un mal viaje que le espantó a tal grado que salió despavorido del lugar; la otra anécdota, que se cuenta como leyenda, es que si estuvo presente la mítica curandera de la sierra mazateca, para acompañar en su experiencia a la famosa celebridad internacional, en donde se le reveló como iba a ser su muerte.
Existe un gran legado para escuchar y deleitarnos muchísimas horas de un extraordinario acervo musical, pero también nos dejó toda una vida de reflexión y lucha para obtener justicia dentro de una sociedad participativa y hermanada. Vaya responsabilidad.