Reflexiones para después de la elección

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Los comicios electorales del pasado domingo cinco de junio, dejaron al descubierto muchas verdades que flotaban en el ambiente. Ciertamente existe un gran “malestar social” para con todo lo que implique “lo público” y “el gobierno”. Pese a la euforia y algarabía de unos y el apesadumbramiento y sorpresa de otros, esta elección deja al descubierto una realidad que los políticos de todas las fuerzas políticas han dejado de atender: la gente está cansada de todos los partidos y del gobierno en general, a quienes –insisto y reitero– ven distantes y ajenos a la realidad social del país.

Lo primero que marcó la jornada electoral del 2016, primeramente, fue un gran abstencionismo. Hoy por hoy, los procesos electorales locales no causaron interés entre la población de los estados de: Aguascalientes, Chihuahua, Ciudad de México, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tlaxcala,  Veracruz y Zacatecas. El promedio de participación de los votantes fluctuó entre el 20% y el 40%, lo que implica que a la gente no le interesa participar en algo que no sienten como propio. El gobierno no es un tema que le interese a la gente, porque –a juicio de la vox populi– “la gente no le interesa al gobierno”. No fueron las malas gestiones del INE –como acusan irresponsablemente algunos Presidentes de Partidos Políticos– sino el hartazgo que, cada vez más, se va generalizando.

Lo segundo que caracterizó este proceso electoral fue alternancia en los Ejecutivos de los Gobiernos de los Estados en elección. De los once estados donde se eligieron gobernadores, siete dieron su voto por el cambio. Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Quintana Roo y Veracruz, cambiaron a gobiernos priístas por fórmulas encabezadas por candidatos enarbolados por la coalición PAN-PRD; mientras que Oaxaca y Sinaloa transitaron de ser gobernados por la coalición PAN-PRD a la coalición encabezada por el PRI y el PVEM. Sólo Puebla, Tlaxcala y Zacatecas otorgaron triunfos de continuidad. 

La jornada electoral en Ciudad de México merece un análisis especial, pues la elección que se vivió fue para elegir un Congreso Constituyente, cuya vida será de sólo seis meses, en los que se discutirá y aprobará la primera Constitución de la Ciudad de México. La participación de la ciudadanía fue muy escasa, de sólo el 28% del padrón electoral.Se mantuvo una tendencia que inició en el 2015: la población que participó mostró su molestia para con la administración local y se proununció por la alternancia al brindarle un triunfo innegable al partido de Andrés Manuel López Obrador, MORENA.

La realidad es que ninguno de los partidos políticos nacionales tiene por qué festejar; por el contrario, es una situación muy preocupante que siga en asenso la apatía social por la política y la cosa pública. A nadie conviene que el pueblo se muestre indiferente o enojado con su gobierno, pues ello es la antesala de las dictaduras, las oligarquías y las revoluciones.

@AndresAguileraM