Microbuses… eterna pesadilla de una ciudadanía atrapada

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Los microbuses son una forma de transporte que surgió como respuesta, mal planeada y pésimamente justificada, que dio los entonces gobiernos del Distrito Federal y del Estado de México, para atender la demanda de transporte que existía en la ciudadanía. Así, durante la década de los años 80’s, se detonó la concesión de transporte público de

pasajeros, en donde particulares, a través de camionetas baratas –principalmente VW Combi– proporcionaban un servicio de pasajeros basados en rutas determinadas por ellos mismos, sin que mediara autorización o la mínima planeación y, claro, sin la intervención de la autoridad.

Durante las últimas tres décadas, la necesidad de transporte público ha aumentado en el Valle de México, ello aunado a una gran indolencia por parte de los gobiernos del Distrito Federal y del Estado de México, principalmente y, como consecuencia natural, los particulares idearon diversas formas de subsanar esta carencia. Así, surgieron los “peseros” que evolucionaron (o involucionaron) en microbuses que, con el paso del tiempo, se han ido agremiando de tal forma que, lejos de ser organizaciones gremiales, hoy también son grupos con un peso político específico, que están al servicio de los partidos políticos con representación en estas entidades, que prestan sus servicios electorales a cambio de impunidad.

Para nadie es sorpresa que este medio de transporte carece de cualquier tipo de orden. Hoy el usuario hace la señal al conductor y sin mediar zona específica, lugar determinado para el ascenso y descenso de pasaje, éste se de tiene sin siquiera hacer una señal para indicarle a su entorno que lo va a hacer, lo que provoca grandes problemas en la afluencia vehicular, eso sin contar una cantidad inimaginable de accidentes de transito, que son producto –directa o indirectamente– de la arbitrariedad en que se conducen un número importante de operadores de estos vehículos de transporte público.

Sin importar la impopularidad de este gremio ante la sociedad, es innegable se han vuelto un “mal necesario”, pues no hay opciones de transporte público, pues los gobiernos de estas entidades que conforman el Valle de México, carecen de planes o programas contundentes para sustituirlos.

Sin embargo, es indispensable que los gobiernos del Distrito Federal y del Estado de México, tomen cartas en el asunto y realicen acciones reales para modificar, de fondo y forma, el sistema público o concesionado de transporte de pasajeros para darle orden y civilidad para que se preste un servicio público de calidad al que, usuarios y no usuarios, accedan de forma segura y que permitan una vida social más llevadera.

@AndresAguileraM