Opinión

Pues dos eventos ensombrecieron la supuesta triunfal entrada de amlo a la Casa Blanca: la detención del exgobernador priísta César Duarte (expulsado del PRI el 30 de mayo del 2019) en Florida quien era buscado en 190 países y el que el sector salud informe que el contagio del coronavirus en México ha

No es que pretenda abollar el prestigio del Presidente de la República, pero es un hombre acostumbrado a mentir por necesidad. Dicen por ahí que el que mucho habla mucho se equivoca, y creo que el tiempo le está cobrando las mentiras que se acostumbro a verter por todos los rincones del país. De Donald Trump dijo muchas cosas, sobre todo que cuando él fuera Presidente de la República lo pondría en su lugar por tantas ofensas lanzadas a los mexicanos.

En un vistazo rápido a la historia, permite constatar que México proviene de una costumbre jerárquica donde las decisiones públicas giran alrededor de la una sola persona, la figura central, incluso paternal, al gran tlatoani, al virrey, al emperador, al dirigente, al líder. De ahí nuestra tradición presidencialista.

Con los desaciertos de nuestros errores está hecha nuestra experiencia.
Justo Sierra, escritor y periodista mexicano.
 
Como estudiante de la UNAM, desde el CCH hasta la carrera de Derecho y la especialización, entendí perfectamente que los mexicanos necesitamos es un equilibrio social. La economía, y no la política, es el instrumento para lograr ese objetivo en donde la pobreza no sea generalizada y que el bienestar sea la premisa de los gobiernos.

Es probable que el hecho que a continuación refiero esté asociado con aquella cándida frase de “volarse la barda”, una expresión muy ligada al béisbol, el llamado rey de los deportes y por el que nuestro presidente experimenta una gran afición. ¿A qué aludo? Al intento –ojalá y allí quede- de la Secretaría de Economía de cancelar los arrendamientos de numerosos equipos de cómputo que utilizan los empleados de esa dependencia federal con el argumento de la austeridad. Eso sí que sería volarse la barda.

Desde la etapa de la Ilustración en Europa los pensadores como John Locke, Juan Jacobo Rousseau, entre otros, quienes vivieron en carne propia la Monarquía. El primero en Reino Unido, y el segundo la Monarquía absoluta en Francia, ambos coincidían en señalar en sus obras académicas, que el poder no lo podía detentar una sola persona, es decir, el Rey tenía la facultad de expedir leyes, impartir justicia y administrar al gobierno,