Conflicto de interés de la consejera

Si un árbitro en el futbol mexicano dijera públicamente que su favorito es el América y participara en actividades

promocionales a favor de este equipo, en país de libertades que debe significarse por el respeto a la libertad de expresión, estaría en todo su derecho de hacerlo.

¿Lo aceptarían aficionados, directivos y equipos que jugaran contra el América?

Por supuesto que no, porque justificadamente tendrían dudas sobre su imparcialidad.

En el sistema de justicia mexicano, por muchos años, los juzgadores rarísima vez hacían declaraciones públicas.

Hoy es distinto, el juzgador, juez o magistrado puede utilizar las redes sociales, que está en todo su derecho de hacerlo, para hablar o escribir sobre sus tendencias, no hay ningún problema porque se trata de un ejercicio de libre expresión. Lo delicado es cuando tenga que analizar asuntos relacionados con sus preferencias.

Es el caso de la magistrada y consejera Lilia Mónica López Benítez. Son obvias las tendencias en lo que difunde en su Twitter “@LMonicaLopezB”. Muy respetables, solo que caería en conflicto de interés.

Justificadamente habría que revisar las resoluciones en las que participó en el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito en la Ciudad de México.

Lo conflictivo del asunto es que ahora es integrante del Consejo de la Judicatura Federal (a donde llegó después de tres rondas de votación en la Corte). Como consejera, ella misma tendría que revisar sus propias resoluciones, sería juez y parte. Además, quien era su secretario de acuerdos, Enrique Velázquez Martínez, hace las funciones de magistrado en dicho tribunal. Lógico que no haría nada que fuera en contra de lo que hizo su jefa.

¿Hay conflicto de interés de la consejera Lilia Mónica López Benítez?

Arturo Zárate Vite

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@zarateaz1

arturozarate.com