Con lo que hasta ahora se llama oposición, se ve complejo por no decir imposible que pueda recuperar el poder.
El PRI y el PAN no tienen planes de renovarse y sus dirigencias se resisten a reconocer el descrédito y deterioro de su imagen. Hagan lo que hagan, digan lo que digan, la gente ya no los quiere ni volverá a creer en sus promesas.
Los priístas mantuvieron 70 años el poder, lo perdieron en el 2000 y en 12 años lo recuperaron porque el PAN con Vicente Fox y Felipe Calderón se desentendieron de las mayorías y se dejaron seducir por los adinerados.
Al PRI en el 2012 el pueblo les volvió a dar una nueva oportunidad, pero como dirían los clásicos, en vez de corregirse, “regresaron por más”, sin medida alguna su enriquecimiento. Dejaron listo el escenario para que los aplastara Andrés Manuel López Obrador.
Los panistas con Vicente Fox a la cabeza llegaron a Los Pinos en 2000. En vez de exterminar las víboras prietas, tepocatas y toda clase de alimañas, se sumaron a la fauna nociva.
Por pleitos internos y un mal gobierno foxista, tuvieron que recurrir al “haiga sido como haiga sido” para que Felipe Calderón conservara al PAN en la presidencia en 2006.
Ambos partidos tocaron fondo.
Lo que se creía eran agua y aceite, terminaron por aliarse y por partida doble los vomitó la sociedad.
Movimiento Ciudadano no ha pasado de ser partido oportunista y los que están en proceso de constituirse pintan para más de lo mismo.
¿Aparecerá la oposición o seguirá perdida?
Arturo Zárate Vite
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